𝟏|𝐑𝐄𝐒𝐈𝐋𝐈𝐄𝐍𝐂𝐄

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ENCINO, CALIFORNIA. 3 SEMANAS ANTES.




Al fondo, sonaba esa canción que siempre le había gustado, pero que hacía tiempo que no escuchaba. Probablemente porque los últimos cuatro años y medio los pasó encerrada, con la única compañía de la poca luz que se colaba por aquella minúscula ventana. Al cerrar los ojos, aún podía recordar el aroma a suciedad, a agua de lluvia estancada, la resequedad en los labios y la profunda ira que le carcomía. Si era honesta, metafóricamente, había muerto unas tres veces a lo largo de su vida: La primera, cuando vio a sus padres fallecer en un accidente de auto. La segunda, cuando Lex eligió crear a Doomsday y asesinar a Superman sobre ella y el futuro que pudieron haber creado juntos. La tercera, cuando entró a Belle Reve. Murió y resucitó un montón de veces, casi hasta el cansancio. Sin embargo, parecía que, finalmente, había encontrado la paz. Los recuerdos del alejado pasado no estaban atormentándole tanto como solían hacerlo. La felicidad que tanto anheló, junto con la tranquilidad, eran palpables, tangibles. Ese nuevo capítulo de su vida prometía. Y prometía mucho.

Tomó un trago de la agria cerveza artesanal que había comprado en el supermercado porque era más barata que la cerveza convencional. Movía la cabeza de un lado a otro, escuchando la suave y retro melodía, tarareando la canción, aunque parecía haber olvidado la letra, recordando sólo algunas estrofas. La luz de las dos lámparas de la sala, iluminaban la habitación con un cálido esplendor. Si este era el nuevo comienzo que Waller le había prometido, parecía estar rindiendo sus frutos.

—Cariño —murmuró a la figura sentada a un lado suyo en el suave sillón, quien se volvió un inesperado amigo, un perfecto confidente, un amante leal—, vas a perder ese avión —observó el reloj que se mantenía colgado sobre la chimenea, que encendía al menos una vez por semana, aunque en California no hacía nada de frío, las noches eran frescas y aprovechaba para usarla. Nunca había tenido una chimenea antes.

El recuerdo de ese preciado momento, se quedaría grabado en su mente por siempre. Ojalá alguien le hubiese dicho que estaba en los buenos momentos antes de haberles dejado. Los ojos cafés de Flag se posaron sobre ella y una mirada lo dice todo, más que todas las palabras del mundo juntas en todos los idiomas disponibles. Ya no se miraban como lo hicieron durante toda la misión pasada, historia antigua, se atrevería a decir. Había cariño, respeto, apoyo. Igual un poco de nostalgia, de anhelo. Una mirada muy humana, que podía ver a través de ella y viceversa. Ese conocido rostro sería una memoria eterna y brillante en su mente. Sus facciones, la textura de la piel pálida, el cabello rubio corto, el aroma a hierbabuena, incluso el tono de su profunda voz—. Lo sé.





*





—Creí que jamás volvería a verte —habló en voz alta, por encima del furioso sonido de la lluvia. Se hizo a un lado para dejar entrar a Bruce Wayne, el hombre que nunca pensó que volvería a cruzarse en su vida, no después de lo que sucedió con Clark, Lex y Doomsday. Incluso creyó que se había olvidado de ella, total, había pasado una considerable cantidad de tiempo desde su estadía en Reve. Aunque no fue una calmada estancia, como uno tendría en un hotel, fue una sentencia.

El hombre permanecía de pie, empapado y goteando sobre el piso de madera. Kath le pidió que se quitase el abrigo, para llevarlo a la secadora, cosa que hizo en un par de minutos. Colocó una toalla sobre el sillón, dejando que se sentase frente a la chimenea y aventando con cuidado unos pedazos de madera seca al controlado fuego. Después, fue a la cocina, donde el clásico sonido de la tapa de aluminio de una botella de cristal siendo abierta llenó el infame silencio de la habitación—. Yo no diría jamás.

— ¿A qué te refieres?

—En el funeral de Clark, hablamos sobre cómo, si llegase a necesitarte, podía contar contigo —el hombre explicó, tomando la botella de cerveza de la mano de Kath una vez que regresó a la sala. La chica observó cómo pasaba el líquido con gran facilidad—. Estoy creando un equipo de personas como tú, que me ayuden a combatir a lo que creo que es un villano más grande que Doomsday —rodeó la botella con sus dedos, colocándole sobre su rodilla—. Lindo destapador de botellas —apuntó al destapador que llevaba en la mano y ella echó una mirada rápida al objeto metálico platinado con forma de cráneo, que Boomerang le había enviado desde Escocia, aunque dentro venía una nota escrita en la hoja de una libreta con membrete de un hotel cuya dirección estaba en Malasia—. Supongo que te lo ha enviado alguno de tus amigos, de los cuales no tienes ninguna foto por ningún lado.

𝐀 𝐍𝐄𝐖 𝐇𝐎𝐏𝐄 | 𝐉𝐔𝐒𝐓𝐈𝐂𝐄 𝐋𝐄𝐀𝐆𝐔𝐄 [𝟯]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora