𝐀 𝐍𝐄𝐖 𝐇𝐎𝐏𝐄 | 𝐉𝐔𝐒𝐓𝐈𝐂𝐄 𝐋𝐄𝐀𝐆𝐔𝐄 [𝟯]

𝟏𝟎|𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐀𝐌𝐄

Lois le había contado que, a pesar del poco misericordioso paso del tiempo, era momento de salvar al mundo de nuevo, el mismo que le había dado la espalda, que se tornó amargo y sombrío mucho antes de su inesperada muerte. Clark pensó que quizás no valía la pena, más cuando le miró a los ojos, ella que siempre estuvo con él desde el principio, incluso después de saber quién era realmente, supo que aún había parte de la humanidad que merecía ser rescatada. Personas buenas como su ella o su madre Martha, niños que aún miraban al cielo buscando la figura Superman, esperando encontrar entre las suaves nubes blancas ese bello atisbo de esperanza volando que él continuaba representando, incluso después de cuatro años y medio. Existía mucha maldad y depravación, pero también había bondad y fe.

Pensaba todo esto mientras recorría la gigantesca nave en la cual había viajado hacia la tierra cuando solo era un bebé, directamente del ahora destruido planeta donde nació, ese que fue reducido a cenizas. En ese presente, tenía la poderosa oportunidad de no cometer el mismo error que sus antepasados. Caminaba con determinación lenta, intentando cualquier cosa para detener ese debate interno que se llevaba a cabo en su mente aún inestable por lo que acababa de suceder hacía unos momentos. Despertó de la muerte, volvió con su familia, Lois aceptó casarse con él y pronto todo volvería a la normalidad, al menos eso esperaba.

Se sentía diferente, más poderoso que antes y menos decepcionado de la humanidad. Resolvió que tenía que ayudar a aquél equipo que tuvo la idea de traerlo de vuelta, ellos le necesitaban y le habían resucitado por una razón. Y, aunque no fuese una pieza clave y pudiesen pelear perfectamente sin él, ¿qué clase de superhéroe sería si no ayudase a sus compañeros? ¿Valdría la pena incluso llamarse 'super'?

Clark, Kal-El, Superman. Cualquier nombre que llevase, no cambiaba la persona que era y tampoco sus obligaciones.

Frente a él, se encontraba aquella cápsula que contenía un traje igual al clásico, pero en tonalidades negras y plateadas, junto a una larga capa de la misma tonalidad oscura. Vio su reflejo y supo lo que siempre había conocido pero que decidió ignorar: Él era una persona más en ese planeta que era su hogar. Era tiempo de salvarlo.

*

Desde el inicio de los tiempos, siempre hubo un bien y un mal, luz y oscuridad, blanco y negro. Sin embargo, en aquél momento, la oscuridad era mucho más poderosa que la luz, que el bien. Una gran amenaza se cernía con un poder perverso, carente de buenas intenciones y sólo siete personas se colocaban en medio de su camino, frenando su odisea, sus ganas por engullir al planeta. De manera individual no podrían lograrlo por más que quisiesen. Debían crear su propia unidad. No se podía salvar al mundo solo.

—Alabadas sean, finalmente serán una —comentó el mismo que perturbó el orden natural de las cosas. Las tres cajas madre habían sido reunidas y ahora estaban fundiéndose para ser algo mayúsculo y desencadenar un poder incontrolable, incluso más fuerte que el de Steppenwolf. El plan maestro estaba siendo casi completado y el mundo quedaría aniquilado, la oscuridad reinaría por primera vez. La fuerza infame continuó expandiéndose por la tierra, los parademonios chillaron de emoción ante el histórico hecho. Una especie de ramas negras continuaron formándose, enterrándose en los suelos para luego salir como varas altas y amenazantes mientras que él miraba todo desde un punto central en donde las cajas se fusionaban de a poco. Todo iba como debía de ser.

Diana colocó una mano sobre el hombro de Nox—. Con todo este ajetreo no tuve oportunidad de preguntar cómo te sientes —cuestionó, con una pequeña sonrisa dibujada en los labios.

Kath ladeó un poco la cabeza; Alfred le había conseguido una taza nueva de té que descansaba a un lado suyo, sobre el escritorio donde estaban los computadores—. Mucho mejor, un tanto cansada, espero que después de toda esta locura pueda tomarme unas vacaciones, me vendrían muy bien —Diana dio unas palmaditas sobre su hombro, en un intento por darle ánimos.