CAPITULO 73

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AMORE

Mis parpados me pesaban. No quería abrir mis ojos pero debía hacerlo. Cerré los ojos fuertemente y los abrí encontrándome con un… ¡¡JARDÍN!!. Me levante rápidamente y lo vi, me quede muda al ver un castillo delante mío. Restregué mis ojos pensando que mis ojos estaban mal y era mi imaginación. Abri los ojos lentamente y no… no era mi imaginación.

Empecé a caminar por el jardín desorientada hasta que pare en un estanque y mire mi reflejo. Mi cabello estaba recogido en un moño y tenía un vestido azul cielo. Parecía como lo de los cuentos. Mejor dicho los de la edad medía

- Lindo ¿no? – pregunto una voz femenina pero a la vez familiar, di media vuelta y la vi

- ¿Gabrielle? – pregunte desconcertada, ella asintió

- Se que te sientes desorientada pero es normal – dijo acercándose a mi con pasos lentos

- Ver fotos de talvez miles de años y sentir dolor por recuerdos que no recuerdo y no se si son míos… no creo que sea normal – dije sinceramente haciéndola reír. Su risa era como una suave melodía

- Tal vez no tan normal-  admitió aun riendo

- ¿Qué es este lugar? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué…?

- Eh, son muchas preguntas – me paro – y solo te voy a responder la primera… estas en mi hogar

- En tu… QUE – chille, ella asintió – quieres decir que Abraham…

- Si y como dicen ustedes, vivito y coleando o era caminando – dijo haciéndome reír esta vez a mi

- No decimos eso Gabrielle

- Que raro, lo había escuchado de una chica – se dijo para si misma con una mano en su mentón

- Porque estoy en tu hogar o tu generación

- Porque ya es tiempo

- ¿El tiempo para que? – pregunte pero ella puso un dedo en sus labios pidiendo silencio, Gabrielle me hizo una seña para que la siguiera, le hice caso y la seguí hasta el castillo donde unos hombres con armadura nos abrieron la puerta, me escondí detrás de Gabrielle con miedo a que me vieran

- No tienes porque ocultarte

- ¿Quieres decir que ellos… pueden…?

- Sí-  respondió – todos pueden verte menos  mis hermanos

- Uff

- GABRIELLLE – grito una voz varonil, muy familiar para mi. Sali de mi escondite y lo vi… ERA ABRAHAM aun seguía siendo el mismo… menos por el peinado.

Sin hacerle caso a Gabrielle corrí al que sería mi esposo en unos siglos y lo abracé pero no recibí una respuesta. Algo en mi pecho se rompió. Él no podía verme, ni sentirme. Para él yo era un fantasma, una lagrima bajo por mi mejilla, Gabrielle sonrió triste

- ¿Estas bien princesa? – pregunto Abraham, levante la mirada pensando que si me había sentido pero no era a mi a quién le preguntaba. Era a su hermana

- Sí y que haces aquí. ¿No deberías estar con papá? – pregunto, Abraham sonrió juguetón, Gabrielle cambio su cara a enojo - ¿Te volviste a meter con ella? – pregunto de brazos cruzados, Abraham sonrió ampliamente. Di unos pasos atrás hasta chocar con la pared de mármol. Sin que Abraham se diera cuenta, un guardia me ayudó y me levanto, yo le agradecí dándole una sonrisa forzada. El guardia volvió a su puesto en la puerta

- No, esta vez fue con Michelle – aclaro, Gabrielle hizo sus manos puños – ayer fue con Aura

- Te ganas el título de perro

- Soy un lobo ¿no? – pregunto divertido

- No esa clase de perro – dijo entre dientes, Abraham rio y empezó a decirle nombres enojando a su hermana menor. Miraba atónita la escena. Era peor que antes.

Me quede de piedra al ver a una niña detrás de él, ella estaba cruzada de brazos y negaba. Me acerque un poco más para ver si mi vista estaba bien… ESA NIÑA ERA TAISSA

- Gabrielle – llame, ella iba a decirle algo inapropiado a su hermano pero la interrumpí, ella se dio vuelta y me miro – hay una niña detrás de Abraham

- Siempre las hay

- Pero tiene nueve años – dije viendo a Taissa, ella se acercó a Abraham el cual reía, Taissa le dio un suave golpe en las costillas parando la risa, Gabrielle se quedo boquiabierta. Ella también la había visto

- ¿Ahora hablas sola hermanita? – pregunto divertido

- Abraham… detrás de ti ahí una niña – señalo donde estaba Taissa, Abraham dio vuelta y vio a una sirvienta, el mordió su labio. Mire a Abraham y a la sirvienta enojada. QUE SE CREIA EL ACASO, EL REY DE INGLATERRA O ROMA, me acerque y quise gritarle y darle un golpe pero Gabrielle tomo mi mano izquierda pero no la derecha y con todas mis fuerzas le di un puñetazo, un guardia se iba a acercar a mi para alejarme de su príncipe pero Gabrielle lo detuvo

- Gabrielle, ya basta de juegos, ya no eres una niña para hablar y jugar con amigos imaginarios – dijo molesto

- NO SOY IMAGINARIA IDIOTA, SOY TU MUJER A LA QUE PROMETISTE AMAR, ERES UN CASANOVA E IMBÉCIL – grite a todo pulmón dejando sordo al guardia

- Tienes a una niña de nueve años atrás tuyo castaña o pelirroja de ojos chocolate – dijo rápido, Abraham se cruzo de brazos y negó

- Elena tiene razón no deberías estar con Ivana – dijo dándose vuelta, mi cara en estos momentos estaba roja pero era de furia, sin importarme las miradas de Gabrielle, me acerque a el y lo mire a la cara. Sus ojos mieles miraban en una dirección, me entristecí al verla

- Ivana es una buena persona, estas así porque no quiso meterse contigo pero no hablo de eso, sigues así le harás daño no solo a una, recuérdalo

- Gabrielle, te amo pero…

- Se que te arrepentirás un día y cuando eso pase espero no sea tarde – dijo dándose vuelta, Abraham igual se dio vuelta.

¿A quien debo seguir? ¿Mi marido o cuñada? Espero no arrepentirme por mi decisión

Retuve mis lagrimas al verlo salir de su habitación acomodándose la ropa y detrás de él una joven que iba llorando

- Pensé que me querías – decía la joven limpiándose las lágrimas

- El amor no existe solo te hace sufrir –respondió con una sonrisa burlona – y no le metas cosas a mi hermanita Ivana – dijo acariciando su mejilla, Ivana quito su mano bruscamente haciéndolo reír

- ¡ERES UN PATÁN!  –Exclamo – por algo Dayana me dijo que contigo era un fraude todos tus juegos…

- Mi pequeña e ingenua Ivana, tú amiga tiene razón pero eso no me dijiste en la cama ni tampoco ella–dijo en tono seductor Abraham, Ivana le propino una cachetada de la furia que sentía

- Ya me voy no quiero volver a verte –dijo aquella joven y sin más se retiro de palacio, Abraham puso una mano en su mejilla y negó con una sonrisa.

Una lagrima engañosa calló por mi mejilla.

Ese Abraham no era mi esposo. El sabia amar… desde que la conoció. 

Me deje caer de rodillas y rompí mi llanto. Yo soy y siempre seré la segunda en su mente como también en todo. Yo no lo había cambiado o le había aprendido a amar, yo no fui nada.
- No quiero estar aquí – susurre

Inmortal Love #PremiosObs2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora