Roberta Garcia

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Un enojo me estalla en el cerebro y derriba todas mis emociones. Estoy desconcertado y extrañado, nunca he escuchado una vos asi, resonaba en mi cabeza, como si estuviera dentro de ella.

De repente todo comienza a dar vueltas, los colores de mi habitación se mezclan el rostro de mi madre se difuciona completamente provocando que mi vista se desorbite. Ya no escucho los llantos de mi mamá, sinceramente no escucho nada, solo un silencio.

Es Increíble como bastaron un par de segundos para tener delante de mi la figura de Roberta García.

La señorita Roberta es considerablemente lo que se llamaria amablamente "rellenita". digamos que su estilo de vestir cotidiano no la ayuda mucho, pero ¿a quien le importa?. Cuando estás muerto lo menos que se te cruza por la mente es tu cuerpo. Ella acostumbra a usar un vestido azul hasta las rodillas ajustado, su pelo rubio siempre esta despeinado y su flequillo engrasado. en sus piernas lleva medias color verde y unas botas color negro, además de unos redondos anteojos con un marco dorado. En la Tierra la llamarian rara, pero aca solo es una de las muchas ayudantes de almas.

- Javier - me llama con su vos dulce y extremadamente infantil - ¿que querias lograr con eso?

No podria haber preguntado algo mas estupido. odio cuando remarcan lo obvio, ¿cual es la necesidad? Ya todos nos damos cuenta por nuestra cuenta, no necesitamos que otra persona nos los diga. Y esta pregunta no puede tener una respuesta más obvia.

- ¿Porque no estabas cuando era nuestra secion? - contesté con bronca e impaciencia.

- Cuando una persona hace una pregunta se supone que la otra debe...

Como ya adivinarás, no la dejé terminar

- Pero nosotros no somos personas, somos almas, las almas si asi lo desean podrian cambiar las estupidas reglas morales de la sociedad.

Talvez es porque esta acostumbrada a mis contestaciones pero ella hace un esfuerzo para formar una sonrisa sin dientes en su rotro. Sus ojos marrones oscuros se hacen cada ves mas finos y su nariz se ensancha, sin embargo este último detalle es casi innotable.

- Estaba ayudando en La Zona Central, una persona tubo un accidente y el traslado del alma salió mal, hubo un error y el alma estaba completamente asustada al ver que su familia no podia distinguirlo, lo que tu conoces como estres de muerte instantanea. - hace una pausa y realiza un largo suspiro - es una lastima, tenia 9 años, se escapó de las manos de su madre en el momento de cruzar la calle y un conductor desatento lo atropelló. Ahora esta en la Zona Central seguramente recibiendo La Charla, el pobre no debe comprender ni una palabra de lo que le estarian diciendo.

>> Pronto le asignaran un ayudante y de verdad espero que no me toque a mí, ya tengo bastante trabajo contigo y las demas almas igual de testaturadas que tú.

Aquella ultima frase me hace sentir una pizca de orgullo. De echo mis entre mis intenciones está costarle trabajo. No quiero ser una simple alma que se traga todo el cuento de la felicidad eterna y el paraíso del cielo. El paraiso no existe y mucho menos la felicidad eterna, y en todo casi si existiera, seria aburrido (como ya te he dicho).

Sin embargo siento lastima por aquel niño, porque el si se tragará el cuento del cielo y será de las primeras almas del mes en llegar a aquel lugar seguramente con la esperanza de encontrar a su difunto abuelo, aunque probablemnete su alma ya haya sido reubicada.

pero hay algo que especialmente me llamo atencion de lo que dijo, "tengo bastante trabajo contigo y las demas almas igual de testaturadas que tú ". Jamas desde que llegue a el Mas Allá me cuestione si no era el único que pensaba lo mismo del absurdo y sobrecargado sistema de las almas.

¿Acaso era el único que se reusaba a permitir que su alma sea re ubicada?.

No me percate de la remota posibilidad de encontrar a alguien que me comprenda y entienda el porqué de las acciones que hago.

-¿Javier? - pregunta Roberta moviendo su mano frente a donde se supone que están mis ojos - Javier?

Su voz me vuelve a la Tierra, oh por dios, que estúpida expresión, ya no estoy en la tierra, quizá deba decir: su voz me vuelve a el Mas Allá pero esa frase suena aún más patética.

- ¿Que piensan tus otros pacientes? - la pregunta me sale sola de la boca, como si mis labios fueran independientes de mi cerebro. Maldita ansiedad.

-Eso no te incumbe, aquí hablamos de tí, cuando salgas puedes hablar de los demás - me réplica Roberta, conosco sus intenciones, prontó vendrá la típica pregunta de todas las putas semanas de la mierda del proceso de adaptación.

-¿Que progre...? - comenzó a preguntar la rechoncha dama, pero incluso antes de que terminara la palabra yo ya le había contestado.

- Sin progresos.

Punto final, nada más que decir.

- Ya es casi un mes y no has logrado nada, nada por tu cuenta ¿de verdad quieres no quieres ir al cielo?, ¿Ir a la felicidad eterna mientras dure?, ¿sin problemas, sin edades, sin nada más que el paraíso que todos lo humanos apelan?

- Aquí es donde te equívocas y crees conocerme. Tal vez deberías detenerte a analizarme más, por lo menos si lo hicieras sabrías que aquel paraíso seria una condena eterna de aburrimiento para mí. - Para estas alturas Roberta me miraba incrédula- Pero tengo una curiosidad, ¿Porqué necesitan que las almas vayan al cielo?.

Me mantiene la mirada totalmente impactada de mi respuesta, con la comisura de sus labios ligeramente abierta. Respira ondo y cuando lo hace noto en su cuello una marca alrededor de el.

- Talvez podrías empesar un progreso refiriéndote a tu familia como si ya no tuvieran ninguna relación contigo.

- Oh Talvez podrías fingir por una vez en todas nuestras sesiones que contestas las preguntas que te hago. Tu misma dijiste que cuando un alguien le hace pregunta a otro alguien el mismo debe contestarla.

- Javier, hay cosas que simplemente funcionan así y punto, simplemente hay que aceptarlas y acomodarnos para llevar las cosas lo mejor posible - me contesta mi supervisora, al terminar se acomoda sus anteojos redondos colocándolos mas alto en su nariz. Ya está cansada de mí, inevitablemente el orgullo vuelve a asomarse en mi alma.

- Talvez intente hacer lo que me dijiste, pero lo haré a mi modo - respondo, y con aquella última frase, doy por terminada la sesión.

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