Prólogo

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Una lágrima tras otra haciendo un lento recorrido hasta mi barbilla, cayendo lentamente sobre la almohada, un beso matutino en mi frente antes de perder de vista su cabellera rubia. Harper llorando mientras yo apenas podía mantenerme en pie porque mis rodillas se negaban a soportar mi peso, cuando por fin llegue a su cuna contemple a ambas tan pequeñas e indefensas, una dormida y la otra suplicando con largos gritos por atención.
Sostuve a Harper entre mis brazos arrullando su pequeño cuerpo lentamente, Finley despertó luego de unos minutos abriendo sus pequeños y centelleantes ojos a un nuevo mañana, se removió en la cuna unos segundos sin recurrir al llanto en ningún momento. Ellas, tanto como Ben y Riley, eran mi razón de existir.
Era tarde, el sol estaba en su punto cuando la opresión de mi corazón volvió, mis ojos se llenaron de gotas saladas una vez mas, mi teléfono no dejo de sonar y el chico rubio sugirió dejar a un lado mis actividades para tomar un descanso. El cuchillo se quedo sobre el taburete junto a lo que estaba partiendo, pretendía hacer la cena mientras lloraba sin parar, esa no era una buena idea. Mire de nuevo a mis hijas dormidas en total tranquilidad antes de ir a mi habitación para estrellar la cara contra la almohada sin entender la razón de mi tristeza interna. La pantalla del teléfono se ilumino de nuevo, no tenía ganas de contestar a nada. Tome el control remoto de la televisión, pulse encendido y ahí estaba... 25 de junio del 2009 a las 2:26 pm.
El mundo dejo de girar, y yo... yo me limite a caerme en pedazos.

JunioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora