Taehyung corrió tras el mayor para alcanzarlo. Sus piernas se habían movido automáticamente al saber lo que estaba sintiendo el otro. Él lo conocía, él sabía quién era Yoongi, sabía lo que le pasaba por la cabeza y, por lo tanto, él era el único capaz de luchar contra sus monstruos:
- ¡Yoongi! ¡Espera! –pero no se detenía.
No obstante, conocía la dirección a la que se estaban acercando, porque siempre acaba en el mismo lugar, y Taehyung con él. Siempre había sido así y siempre seguiría siéndolo, porque ellos no lo iban a cambiar.
El menor vio cómo se aproximaba a la puerta, y, antes de que la cerrara, estiró el pie lo más rápido que pudo para que el bloqueo no se activara. Frunció el ceño enfadado. Cerró la puerta de un golpe, con ellos dentro, y cuando alcanzó la espalda de su mayor, lo empujó contra el sillón, aferrándose a su camiseta:
- ¡Escúchame, Yoongi! –dijo furioso ante los ojos vacíos que lo miraban opacos-. ¡Tú no eres nada de eso! ¿Entiendes? ¡No eres nada de lo que dicen allá afuera!
- Y tú que sabrás... -murmuró sonriendo de lado.
- ¡Lo sé porque llevo amándote durante cinco años! ¡Lo sé porque he sido tu novio durante cuatro! –lo sacudió. Sus lágrimas ya habían surcado gran parte de su cara, dolido por saber la clase de pensamientos que estarían proyectándose en la mente del contrario-. ¡No eres un monstruo! ¡No eres un ser sin sentimientos! ¡No eres nada de eso! –exclamó sin contenerse.
- ¡Puede que sí lo sea! ¡Puede que al final ellos tengan razón!
La mano se Taehyung aterrizó sobre una de sus mejillas:
- Que escondas tus sentimientos para que nadie te haga daño no significa que no los tengas –lo miró a los ojos-. Qué te guardes lo que sientes hasta querer explotar no quiere decir que no los tengas. Que nuestra relación sean un secreto y no podamos amarnos en público no significa que no sepas hacerlo –sollozó-. Yo no me he enamorado de un monstruo, Yoongi, sino de una persona con un corazón frágil y delicado, dulce y valiente, una persona que se esconde ante los demás, pero no de mí. De mí no, ya no –recalcó-. No quiero que te creas esos estúpidos comentarios, porque entonces estarías renegando de lo nuestro. ¿Acaso no me amas? ¿Acaso fueron estos años vacíos? ¿Acaso...
- ¿Acaso existe alguna persona más perfecta que tú? –habló levantándose y acariciando las muñecas de su novio.
Taehyung abrió los ojos y deshizo el fuerte agarre que sostenía sobre él:
- Por supuesto que te amo –le acunó el rostro para limpiar las lágrimas que él mismo había causado-. Eres lo más real que tengo –se acercó.
- No soy perf... -iba a responder.
- Cállate -lo silenció con su escasa sutileza.
Yoongi estampó los labios sobre los ajenos, anhelando el contacto que tanto le había hecho falta. Taehyung cerró los ojos complacido, porque esa era la manera que tenía su novio de agradecerle el haberlo devuelto a la realidad. Envolvió sus manos en el cuello ajeno y abrió la boca para recibir a su novio con auténtico gusto.
El mayor viajó hasta las caderas de su pequeño y lo atrajo hacia él, tranquilizándose al sentir su cuerpo contra el suyo. Recorrió con parsimonia la boca que siempre había amado y se separaron por necesidad, no por deseo:
- Gracias, amor –susurró sobre sus húmedos labios.
- Está bien –sonrió el menor.
- Siento que tengas que aguantar mis estupideces –le acarició el labio inferior con el pulgar para dejar un corto beso sobre él.
- Te amo tal y como eres, así que no pidas perdón por nada –lo abrazó.
Yoongi sonrió y estrechó fuertemente a su novio entre sus brazos. Taehyung eran lo más preciado que tenía y había tenido en años. Jamás podría agradecérselo lo suficiente.