El alfa se dio la vuelta aún en medio del sueño y estiró los brazos en busca del cuerpo de su omega. Frunció el ceño al tantear la cama y no hallar el calorcito que desprendía su pareja. Abrió un ojo para cerciorarse de su ausencia cuando, de repente, una pequeña bola llena de energía lo aplastó con todas sus fuerzas:
- ¡Papá! –lo llamó el niño encima de él-. ¡Vamos, papá! ¡Despierta! –sonrió emocionado-. Mamá está haciendo el desayuno y pronto saldrá el sol. Me prometiste que iríamos a entrenar.
Yoongi sonrió perezosamente al haber sido invadido por su pequeño hijo revoltoso. Le acarició los cabellos negros revueltos y, en cuestión de segundos, lo derribó contra la cama en un rápido movimiento:
- Hijo, no debes confiarte nunca –le advirtió al pequeño lobo-. Tienes que estar siempre atento.
- ¡Papá! –se quejó-. ¡Eso no es justo! –hizo un puchero.
- Dile eso a tu enemigo por tu propio descuido, Hyungminie –negó con la cabeza.
El niño sonrió contento e intentó luchar contra su padre para zafarse:
- Por eso quiero que vayamos a entrenar –justificó-. Tengo que mejorar mi cambio también.
- Alto ahí, torbellino –cargó a su hijo sobre el hombro para bajarlo de la gran cama y llevarlo hacia la cocina-. Cada cosa a su tiempo –le habló-. Y ahora es momento de desayunar –lo dejó en el suelo.
Taehyung sonrió cuando escuchó a sus dos alfas entrar:
- Veo que Hyungmin ha conseguido despertarte por fin –rio.
- Me ha bombardeado –le pellizcó la mejilla al menor.
- Ha sido un ataque sorpresa –sonrió de oreja a oreja el lobito-. Pero papá me ha ganado otra vez.
- ¿Iréis a correr hoy? –cuestionó cuando Yoongi lo atrajo hacia su pecho y le besó la sien.
- Tenía pensado llevarlo al lago que hay cerca de aquí. No es una gran distancia para el cachorro y así podrá practicar –dejó esta vez un beso en sus labios.
- Yo ya no soy un cachorro, papá –infló los mofletes-. Soy todo un alfa –dijo con orgullo.
- Por supuesto que sí –le guiñó el ojo-. Pero siempre serás nuestro cachorro –lo acercó al abrazo-. Me encantan estos momentos –sonrió lleno de paz por tener a su dulce familia entre sus brazos.
- A mí también –asintió Taehyung acariciándole la mejilla a su pequeño hijo, quién se había metido en medio de la pequeña piña como el mimoso que era, y besando los labios de su alfa mayor.
- Mamá, deberías venir también –habló el niño-. Hace tiempo que no corremos contigo –hizo un puchero.
- Cariño... -sonrió el castaño.
- Anda, venga –apoyó Yoongi de forma melosa enterrando su nariz en el cuello de su pareja-. Hyungmin tiene razón –le besó la piel sensible-. Vayamos los tres y así nos bañamos en el lago.
Taehyung no tuvo más remedio que aceptar ante sus dos amores, quienes lo miraban con sus mejores ojos de cachorritos apenados:
- Está bien –rio-. Iré –suspiró.
- ¡Bien! –dijeron ambos.
- Pero ahora a desayunar –ordenó.
- Marchando –volvieron a contestar los dos alfas causándole tiernas risas al omega.