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El omega se removió incómodo en el sillón. Le había estado doliendo la espalda todo el día y la molestia no tenía pinta de darle ninguna tregua. Su enorme barriga de prácticamente nueve meses le impedía cualquier intento de buscar una posición más cómoda. Dejó escapar un pequeño suspiro y se acarició el vientre con una sonrisa.

A pesar de todos los dolores por los que había pasado, no se arrepentía de ello. Amaba a su hijo con todo su ser, así como al padre. Miró el reloj que colgaba en una de las paredes del salón y bostezó. Yoongi no tardaría mucho en venir. Como alfa de la manada tenía numerosas responsabilidades y, aunque a veces odiaba que trabajara tanto, sabía que todos lo necesitaban.

No obstante, Yoongi siempre buscaba la manera de recompensarle los retrasos que le ocasionaba su deber. Si algo agradecía era que siempre buscaba tiempo para todo en su justa medida, y ahora, próximo a dar a luz, todos estaban de acuerdo con que el alfa se retirara antes del trabajo para estar con su pareja.

Se incorporó como pudo y bajó los pies al suelo. El hambre había vuelto junto a un pequeño puchero en su rostro. Cada dos horas comía como si no hubiera un mañana. Dirigió su vista hacia la cocina y sonrió. Tal vez podía preparar algo para cenar los dos. Aunque Yoongi le había dicho que no hiciese esfuerzos, Taehyung se aburría a veces en casa. Preparar la comida no sería tan terrible.

Sin embargo, un golpecito en su tripa lo detuvo. Taehyung hizo una mueca y llevó la mano hacia uno de sus costados:

- Cariño, ¿qué pasa? –le susurró a su hijo de forma tierna-. Pronto vendrá papá, debe de estar por llegar, tranquilo –acarició la zona.

El bebé volvió quejarse con otra patadita y luego paró. Taehyung sonrió enternecido:

- Yo también lo echo de menos, cielo –le contestó al levantarse e ir hacia la cocina.

Y tal y como había dicho, el sonido de la puerta abrirse se oyó desde la entrada unos minutos después, pero Taehyung estaba tan concentrado haciendo la cena que no se dio cuenta hasta que sintió los fuertes brazos de su alfa rodeándolo por la cintura. Pegó un pequeño brinco del susto, pero cuando le llegó el olor de su pareja, una sonrisa se dibujó en su cara:

- Buenas noches, mi amor –susurró Yoongi en su cuello mientras atraía al menor hacia su pecho.

- Yoonie... -ronroneó en los brazos de su alfa-. Te hemos echado de menos –habló mientras dejaba el cuchillo sobre la mesa y se lavaba las manos.

- Yo también a ustedes, cariño. Siento haberme retrasado un poco hoy –dijo apenado.

El castaño se dio la vuelta y cruzó sus brazos en el cuello del contrario para mirarlo tiernamente:

- Está bien –negó con la cabeza-. Es tu trabajo.

- Aun así lo siento –sujetó las caderas del menor y lo acercó para un beso lento y lleno de amor.

Yoongi delineó los labios de su omega con parsimonia y cariño. No tardó mucho en ser recibido en la boca de su amado. El sabor dulce de Taehyung era su perdición. Gimió entre el beso, profundizándolo más y acercándolo todavía más a él:

- Te amo, precioso –habló sobre los húmedos labios de su menor.

- Yo también te amo, Y... Ay... -hizo un mohín y sonrió-. Parece que tu hijo quiere mimos también –soltó una pequeña risita.

El alfa se carcajeó y se inclinó a la altura del vientre de su pareja. Apoyó las palmas de las manos delicadamente y comenzó a acariciarlo:

- No me he olvidado de ti, campeón –dejó un tierno beso-. Los amo mucho a los dos –sonrió.

Letter'Book [YoonTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora