Taehyung se enrolló más en la manta que lo cubría y se tapó hasta la cabeza. Hoy había estado todo el día nevando, así que, además de disfrutar de uno de los pocos días en lo que solo ensayaban por la mañana y luego dormían, también disfrutaba del frío que le encantaba, aunque hoy hacía especialmente mucho y no conseguía entrar en calor.
Hizo un puchero cuando oyó a algunos de los chicos hablar en el salón y suspiró. Se había pasado media hora decidiendo si lo haría o no, porque suponía que su novio estaría, o bien trabajando o tal vez aprovechando por primera vez un día libre y no quería resultar una molestia, pero es que era uno de esos días y él lo necesitaba.
Estiró el brazo hasta la mesa y cogió su teléfono. Se mordió el labio indeciso, pero finalmente, sus dedos se movieron con suma rapidez. Si le echaba la bronca, al menos no se había quitado la duda.
El aparato vibró en su bolsillo trasero, lo que le produjo un pequeño sobresalto. Una discreta sonrisa se vislumbró en su rostro, pero una muy disimulada, porque no se podía notar. Se encontraba con los chicos hablando de cosas serias, pero también banales, como siempre. Cualquier tema que surgiera era válido para compartir aquel momento, aunque él solía escuchar más bien. Prefería escucharlos desvariar y, de vez en cuando, aportar algo.
Pero aquel mensaje de su novio lo aisló por un momento del resto y él, en cierto modo, lo había estado esperando, porque ya lo conocía después de tantos años. Taehyung pocas veces dormía de día.
Yoongi se levantó de allí, aprovechando que los demás estaban concentrados viendo un vídeo al que no le había prestado atención después del "Hyung, abrázame...".
Se aseguró de que nadie lo viera y, en un silencioso movimiento, se adentró en la habitación de su novio. Cerró la puerta con cuidado y ladeó la cabeza al ver a su chico convertido en un rollito, uno adorable. Él era el único capaz de hacerlo sonreír así:
- Yoongi... -murmuró con una sonrisa al verlo parado frente a la puerta.
- ¿Estás mimoso? –preguntó con dulzura.
- Quiero mimos de hyung –hizo un puchero.
El mayor se acercó a la cama a paso lento:
- ¿Estabas ocupado? –preguntó.
- No, no te preocupes. Estaba con los chicos en el salón y creo que no visitaran sus habitaciones hasta dentro de un rato.
Taehyung sonrió complacido, ya que casi nunca tenían tiempo para estar a solas:
- No quería molestarte –dijo tímido.
- Nunca me molestas, Taehyungie –se sentó a su lado.
- Aunque digas eso, sé que no es verdad –infló los mofletes.
Yoongi rio y le acarició la mejilla, inclinándose hacia él:
- Mi pequeño pez globo –bromeó.
- No soy un pez globo –soltó una risita al sentir las manos de su novio acariciarle los pómulos.
- Oh, claro que sí – rio mientras pegaba su frente a la contraria.
El menor se sonrojó por la cercanía y Yoongi atrapó sus labios. Ambos cerraron los ojos por el dulce contacto y sus lenguas comenzaron a acariciarse con lentitud, con pasión, disfrutando el momento y su presencia:
- Ojalá estuviéramos solos –murmuró Yoongi sobre sus labios antes de besarlo de nuevo.
- Ojalá lo estuviéramos –respondió el menor deslizando la mano izquierda por detrás de la nuca del contrario para volver a profundizar el beso.
- Te mimaría como a ti te gusta –sonrió al morderle el labio, provocativo.
- Yoonie –se sonrojó-. No me hagas tener esperanzas.
- Lo siento, cariño –dejó un casto beso sobre sus labios húmedos-. Ven aquí –estiró ambos brazos y Taehyung no dudó en ir hacia ellos.
El mayor rodeó el cuerpo del otro y dejó un tierno beso en su cuello, sabiendo que eso le provocaba cosquillas a su novio:
- Gracias por venir a abrazarme –se acurrucó en su pálido pecho.
- Lo haría siempre, Tae –contestó mientras comenzaba a acariciarle el pelo con suavidad.
Poco a poco y en cuestión de minutos, Taehyung se había quedado dormido en los brazos de su pareja bajo sus caricias, deseando una vez más, que pudiesen tener más tiempo para ellos.