Capitulo 4

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El hecho de solo recordarlo me trae un inmenso dolor de cabeza casi instantáneo, jamás pude sentirme tan estúpida como aquella noche. Es ahí donde lo entendí y por primera vez lo acepté, aún el ángel más hermoso esconde sus  secretos.

Caminamos a luz de la luna, era un camino tranquilo y solitario, las sirenas de la ciudad resonaban a lo lejos, los autos continuos seguían su propio camino, como si todo el mundo se hubiera detenido.

-Vayamos por aquí.- Aún me sentía encantada, puedo decir que incluso llegue a emocionarme. Asentí con la cabeza, escuchando a lo que decía, poco de unos minutos más tarde pude verla, a lo lejos, una pequeña y vieja cafetería con techos rojizos y luces opacas, reluciendo entre los demás

Cuando menos mi di cuenta, ya estábamos ahí. Ese obscuro y largo pasillo, con techos interminables, con un tenso y cortante silencio, silencio que mata. Pocos metros antes de llegar a la calle salieron, en gran número con cadenas y armas arrastrando por el suelo, creando un chirrido del metal chocando con cada grieta del pavimento; me sujeté fuertemente de su brazo, bajando la mirada con angustia sobre mis manos las cuales no paraban de temblar.

-¡Vaya mujer!-. Se escuchó por la distancia, creando un eco resonante, alto, barbudo, y con tatuajes en ambos brazos, cruzados en un simple ademán, caminaba hacia mí, llamando mi atención en lo primero qué pasó por mi mente al tenerlo frente a frente "Apesta a cigarro".

Tomó mi barbilla, levantándola hacia su rostro, no pude dejarme de alguien con esa reputación, quitando su mano casi como una reacción, mirándolo fijamente sin aún soltar el brazo de mi acompañante. -Parece que estás perdida-. Respondió agresivamente, aún siguiendo su camino recto, tomando su hombro, sonriendo de lado a lado. -Buen trabajo Ray, jamás me habías traído una así-. Mi miedo aumento causándome caminar en reversa, no sabía que hacía ahí, cómo es que había llegado, y mucho menos, cómo es que saldría.

Puede que la vida me haya jugado una sucia apuesta, ojos tristes, chicos malos y una boca tan llena de mentiras que había logrado engañarme.

Mi respiración aumento constantemente, causándome voltear entre pequeños espasmos para ver que tan lejos me encontraba de la avenida -¿De verdad crees que saldrás de esto?-. Trate de correr, los sollozos no dejaban de brotar de mis labios y mis piernas no me lograban responder, en solo un par de pasos más caí al suelo, chocando mis rodillas, tratando de cerrar mis ojos, solo pedía que fuera una pesadilla y que lograra despertar.

El primer puñetazo, solté un grito, un grito agudo, ya estaba encima de mi, tomándome de las manos mientras trataba de domarme. -Ayuda-. Grite entre sus enormes dedos, pidiendo solo un poco de esperanza.

El hecho era que me entraba muy alejada de lo que conocía, me sentí sola, me sentí muerta. -Ayuda por favor-. Grite entre mis lagrimas, mi garganta me ardía, tomó mi cabello entre uno de sus puños, azotando mi cabeza un par de veces. No lograba ver nada. Solo escuchaba su respiración. La conocía, la conocía por completo.

Sad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora