Capítulo 23 | Hunter Cross, tu niñera de confianza

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¿Dónde estás? —preguntó, omitiendo por completo el saludo.

Escuchar el sonido de su voz a través del receptor del teléfono hizo que una lenta quemazón comenzara a deslizarse bajo de mi piel, adueñándose de todos y cada uno de mis sentidos. Los latidos de mi corazón se volvieron más rápidos y el calor de mi cara se convirtió en un incendio forestal, extendiéndose hasta mis orejas.

—¿Dónde estoy? —repetí tontamente, con una actitud demasiado alegre por culpa del alcohol.

Reinó un silencio sepulcral durante una fracción de minuto.

¿Estás ebria?

Horrorizada, cubrí el micrófono con una mano y miré a Lisa.

—¡Oh, no!

—¿Qué pasa? —preguntó ella, un tanto alarmada.

—¡Me ha preguntado si estoy ebria!

—¿Y no lo estás?

—¡No lo sé!

Ni siquiera podía recordar la cantidad de chupitos habíamos tomado Lisa y yo durante el juego de cartas con Lexie. ¿Qué tan ebria podía estar? Cuando comencé a hiperventilar, Lisa puso sus manos sobre mis hombros.

—Tranquilizante, solo dile que no estás ebria.

—¿No lo estoy?

—No lo sé, tú dile que no.

—Bien. —Dejé de cubrir el micrófono con la mano y me acerqué el teléfono a la oreja—. No, no estoy ebria.

Nena, puedo escuchar todo lo que dices aun si cubres el micrófono.

La vergüenza hizo que me ruborizara.

—Oh... —susurré muy bajito, mordiéndome el labio inferior.

Lo escuché soltar un profundo suspiro.

¿Dónde estás? —insistió, esta vez con un tono mucho más serio que antes.

—Esto... e-espera un segundo —balbuceé, cubriendo de nuevo el micrófono—. ¡Oh, no!

—¿Qué pasa?

—¡Me ha preguntado dónde estoy!

—¿Y dónde estás?

—¡No lo sé!

Esta vez, las dos nos echamos a reír como unas locas sin ninguna razón.

—Dile que estamos en... en... ¡en el jardín trasero de una casa!

Chasqueé los dedos.

—¡Bien! —Me llevé el teléfono a la oreja—. Estamos en...

Quiero que me des una dirección —me interrumpió en seco, seguramente apretando los dientes. Mi vientre hormigueó de forma placentera al notar que estaba enfadándose. Enfadándose conmigo—. Voy a ir a buscarte.

Avergonzada, me levanté de la banca de piedra en la que Lisa y yo habíamos estado sentadas durante todo ese tiempo y decidí caminar por el césped del jardín trasero, acercándome a una de las dos piscinas climatizadas.

—¿No dijiste que estabas ocupado? —le recordé, jugueteando con un mechón de mi cabello.

Ya no.

Una sonrisa traviesa tiró de mis labios.

—¿Estás enfadado?

No, solo dame ya una maldita dirección.

Fingiendo Amor  © Nueva Versión +18 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora