Capitulo 2 - Segundo año de Secundaria (primera parte)

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Uno pensaría que el segundo año sería mejor que el primero, ya sabes, ya conoces la secundaria, a tus amigos, todo es mejor, pero no, solo empeora todo.

Llegue al salón con alegría, vería a mis amigas, vería a Aaron, pintaba como un gran año, la pequeña Andra no sabía de la vida aún.

Llego la trabajadora social al salón, la misma que me ayudo en mi pequeño incidente vomitón, dijo que cambiaría a algunos de salón, para dejar claro todo el grupo era el mismo y lo que ella quería hacer era terminar con la gran familia feliz solo porque algunos no trabajaban y respondían a los maestros. Supongo que tenía razón, pero no había necesidad de hacer sufrir a una niña de ahora 13 años haciéndola creer que el gran amor de su vida se podía separar de ella junto con sus ilusiones de 3 hijos y un perro.

Al final no me separo de nadie importante, pero si trajo a mi vida a 2 personas nuevas, un chavo al que le decían de alguna manera extraña que no logro recordar y a una mujer un poco promiscua por no decir que solo le faltaba cobrar.

El chavo de apodo extraño era muy guapo y tenía un detalle que a mí me volvía loca, unos glúteos enormes, nunca me ha molestado decirlo, me gustan las pompis en los hombres y el hacía que mis días fueran más felices. Creo que se llamaba Luciano, era un nombre muy extraño y su apodo era peor, algo así como Yalo, yelo, yendro, como sea, el nombre no le ayudaba en nada.

La chava promiscua era totalmente diferente, no me caía, tengo que admitir que tenía un cuerpo que alguien de 13 años no puede tener, era una diosa, de su cara no podía decir lo mismo y de su actitud mucho menos. Era lo que puedo llamar un caso de absoluta llamada de atención, era lo único que buscaba, había días en los que hablaba como una total niña pequeña (más de lo que era), era evidente su promiscuidad hacia los hombres y su necesidad de cariño que no le era dado por sus padres. No me malinterpreten, para ser así debes de haber pasado por algo, no juzgo sus razones, pero no la soportaba, mucho menos sabiendo que su presa principal era mi amado Aaron, en fin su nombre era Paulina. 

Aaron cada vez se convertía en más mi amigo, hablaba con el siempre y para todo, yo estaba segura que ahí había amor, nuevamente, yo sabía todo de la vida.

Pasaba el tiempo y más cercana a mis amigas era, junto a Aaron, también Luciano se había convertido en alguien de mi círculo social. No sé por qué siempre he sido muy apegada a hombres inútiles, es decir, mis amigos son unos buenos para nada a los que correteo día con día. Luciano era de ellos, en todas las tareas estaba yo y a cada momento. No me quiero atribuir completamente el crédito, pero estoy segura que sin mí no hubiera pasado ni educación física.

Cada vez era más amiga de Katherine y Alinda, éramos inseparables las 3 a todos lados juntas, en todo momento, trabajos en equipo, salidas al cine, en el receso, para todo.

No voy a mentir, del grupo yo era la fea, no había que mencionarlo, era evidente, las dos tenían el pelo chino y era algo que al mundo mataba por alguna razón y además de eso cada quien tenía lo suyo. Katherine tenía unos pechos enormes y un poco de glúteos, a su vez Alinda tenía unas caderas y una cintura que era de no creer, por lo mismo todos las querían y yo era solo la amiga de las ''chinas'', no entendía como podían tener semejantes curvas y a mí ni siquiera me había bajado, era algo que no podía controlar y sin embargo me atormentaba día con día, por alguna razón estaba desesperada en que ocurriera, pensaba que mi primera menstruación haría que todo cambiara, creo que pensaba que mágicamente aparecerían pechos y mi estatura aumentaría. Recuerdo que en mi ducha había una marca del mosaico en la pared en el que todos los días mientras me bañaba me media, la meta era llegar a esa marca y eso no parecía ocurrir pronto, también media todos los días mis pequeños senos, los sostenía con mis dos manos y después hacia una referencia con ellas de adonde ansiaba que llegaran.

Creo que al ver a todas mis amigas con tantos atributos cada vez me hacía sentir peor y termine usando un brasier con relleno, ni siquiera me quedaba, todas las mañanas le hacia un nudo para que se quedara en su lugar haciendo ver un bulto, no recuerdo si se veía creíble o normal, pero para mí funcionaba.

Al mismo tiempo mis 2 amigas se hacían cada vez más populares, nunca creí en ese término, ya saben las populares de la secundaria que las películas no hacen ver, pensé que solo era eso, personajes de películas, pero lo estaba comenzando a vivir. Mis amigas eran más populares que yo y cada vez me hacían más y más a un lado.

Primero comenzó con gente en nuestra mesa mientras comíamos, era algo soportable, había días en los que me saludaban, era bueno. Después mis amigas se iban a mitad del receso con ellos y yo me quedaba sola con Elina y Amelia, no era algo malo, ellas también eran mis amigas, pero aun así se sentía la exclusión. Llego un momento en el que salíamos al receso y ya no las veía hasta que entrabamos, me dejaban sola.

No me daba cuenta de lo que pasaba, ni como, mucho menos porque, solo pasaba. A veces en medio de la noche sin saber por qué las lágrimas caían y no paraban, me sentía muy sola, aunque estaba rodeada de más gente. No sabía que estaba haciendo mal, sabía que no era bonita siempre lo había sabido, pero estaba segura que era al menos un poco agradable, que valía la pena conocerme, pero nadie se tomaba la molestia. Así pasa, cuando no eres bonita, o con algún atributo físico la gente solo te hace a un lado, no se da el tiempo de conocerte, porque no eres valiosa para ellos, no existes.

Mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora