Capitulo 4 - Tercer Año de Secundaria (primera parte)

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Mi último año, podría ser bueno, podría no serlo, pero sería el ultimo y estaba en mi hacer que funcionará.

De nuevo entre al mismo salón, con las mismas personas, todo estaba igual, pero se sentía diferente, se sentía como el final y lo era, sería la última vez que vería a las mismas personas, que, aunque dijera que no eran importantes para mí.

En las vacaciones nada había cambiado, seguía hablando con mis mejores amigas, Katherine seguía cada vez más enamorada de Aaron y yo era la mejor amiga que podían tener.

Keegan y yo éramos inseparables ahora, él estaba a un lado de mi asiento, platicábamos en la escuela, en nuestras casas, éramos grandes amigos, me contaba sus cosas y yo a él, nunca había tenido un amigo así y no pensaba dejarlo ir.

Todos los días estábamos abrazados, tomados de las manos, a veces hasta me sentaba con él o encima, no le veía algo malo, éramos amigos y todos lo sabían.

Paso el tiempo y me fui olvidando de Aaron, sabía que era feliz con Katherine y que tal vez me había quitado un peso de encima ya que cada cierto tiempo había un drama con la parejita perfecta. Peleaban horrible y tocaba tomar partido, el lloraba y ella era la culpable, siempre lo pensé así, pero él era un experto en la manipulación y ella en ser estúpida, nunca supe lo que ocurría en realidad hasta después.

Su relación avanzaba y aunque sus discusiones eran desgastantes parecían ser felices el uno con el otro. Mientras su relación avanzaba a mí me comenzó a gustar aquel chico de nombre y apodo raro. Pero lo que tenia de guapo lo tenía de promiscuo y sabía que con el no llegaría a nada formal, pero al mismo tiempo me propuse una meta, tenía que besarlo al menos una vez antes de graduarnos, tenía unos labios enormes dignos de admirar y no me podía quedar con las ganas.

Empezó la época de quince años y a escoger la preparatoria que querías, siempre supe que quería la misma en la que había estado mi hermana, al igual que mis amigas, era el plan perfecto, todas juntas en la misma preparatoria, de nuevo, Andra experta en la vida.

Junto con esto empezaron las presiones de los quince años, tenía que ver vestidos, salones, aprender coreografías, además de ver vestidos para los quince años de mis amigas, regalos sorpresas, coreografías de videoclips, un estrés innecesario para alguien de 14.

Avanzo el tiempo y mi cariño hacia Keegan era muy grande, me di cuenta que me estaba enamorando y estaba mal, no podía arruinar una amistad tan linda, así que escondí los sentimientos lo más que pude, nadie más que yo sabía lo que me ocurría y así pensaba dejarlo. Cuando comentas tus sentimientos los haces verdaderos y solo piensas en eso y era exactamente lo que quería evitar.

La vida se basa en pequeñas decisiones que conforman grandes situaciones que te van llevando hacia algún camino, una pequeña decisión puede transformar toda una situación, toda una vida. Yo tome una pequeña decisión, forme una gran situación que me llevo a una vida de lamentos.

Un gran día tuve una terrible idea, llevaba meses con ese sentimiento de amor hacia mi amigo, pero sabía que no era la única, él también había cambiado, cuando nos abrazábamos se sentía diferente, incluso sentía que me veía a los labios, intentaba convencerme de que era mi imaginación, pero la gente es estúpida y más yo, así que me arme de valor y con un mensaje deje todo en claro.

- Me gustas, sé que a lo mejor yo a ti no y tal vez esto cambie las cosas entre nosotros, pero no puedo seguir escondiendo un sentimiento así que me hace sentir tan bien y tan mal a la vez, no espero que me correspondas, solo necesitaba decirlo.

Algo así fue lo que dije, tal vez mas cursi y estúpido, sin pensar las cosas lo mandé, tal vez debí a ver pensado más. No fue la respuesta lo que cambio las cosas, si no lo que paso después de la respuesta.

- Estoy saliendo con alguien, me gustaste mucho tiempo, pero ahora estoy con ella

Siempre supe que él me quería y lo había negado y siempre me lamente el no haberlo dicho a tiempo o más bien me lamente haberlo dicho.

- Esta bien, no pasa nada, solo quería que lo supieras. ¿Estamos bien verdad?

- Todo bien

Eso era mentira, al principio todo era normal, pero luego paso lo inevitable. Se empezó a distanciar de mi horrible, dejaba de responderme los mensajes, en clases no me hablaba, como si nunca hubiera existido. Él siempre había sido muy sarcástico y grosero con todos, menos conmigo y ahora lo estaba empezando a hacer, se sentía personal, como si al momento de haberle dicho mis sentimientos junto con eso le había gritado que me tratara mal.

Junto con comentarios sarcásticos e indirectas en medio de la clase hacia lo que sentía por él y cualquier cosa que hacía me fue haciendo sentir miserable.

El tiempo paso, pero yo no dejaba de rogar, le mandaba mensajes preguntando si había hecho algo mal, que me perdonara si lo había ofendido por algo, en fin, perdiendo toda la dignidad posible, a ningún mensaje respondió.

Una noche mientras estaba normal en mi celular el respondió a mi ''Hola'' platicamos como hace mucho no lo hacíamos y por fin sentía que lo estaba recuperando, me dijo que si podíamos hablar por llama y acepte, fue la peor y la mejor llamada que he tenido con alguien.

Al principio hablamos de cosas muy banales, sin importancia, pero conforme más hablábamos más significativas eran, para este entonces el ya tenía novia y me estaba contando que tenían problemas porque él estaba seguro de que ella estaba enamorada de su mejor amigo. La verdad es que todos lo sabíamos excepto ellos tres. Cambien en esa llamada me hizo recordar algo que marco mi vida hace muchos años.

Hubo una vez en cuarto de primaria, tenía un mejor amigo y una mejor amiga, como si la vida fuera un contante deja va, estaba enamora de él y el de ella. Ella era extremadamente hermosa, rubia, alta, ojos de color, lo que todos quieren y pocos se imaginan, un día el llego así de la nada a mi banco y me dijo.

''Eres fea, Damaris siempre será más bonita que tú''

Suena tonto, superficial, idiota, éramos niños, de seguro él ni siquiera sabía lo que decía. Yo sabía perfectamente que ella era mejor que yo y nunca me había importado hasta ese día, porque una cosa es saberlo y otra que la persona de la que crees estar enamorado te lo diga, tan cruelmente. Desde ese día nunca me sentí igual conmigo y podrá ser tonto, éramos niños, pero palabras tan simples producen cosas tan grandes.

En fin, en esa llamada Keegan me hizo recordarlo, me hizo sentir tan bien y tan mal, sus palabras fueron.

- Todos en el salón dicen que eres fea, mamona, grosera y gritona, pero conmigo nunca fuiste así, siempre te me has parecido muy linda y nunca fuiste mala conmigo

No supe que decir, no recuerdo si dije algo, solo recuerdo taparme la boca mientras lloraba en silencio, no sabía que pensar, era como si me estuviera dando un cumplido y a la ves diciéndome la basura que todos pensaban que era, me recordó a la niña de 8 años siendo vulnerable nuevamente.

Mi verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora