Mi padre es Scooter Braun

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Me levanté de la cama y la cabeza me daba vueltas, tenía los ojos rojos y no tenía ni idea de la hora que era.

- Sara, cariño, levántante, tenemos que prepararnos para el entierro. -Dijo mi tía Dianna apaeciendo por la puerte y dándome un fuerte abrazo.

- ¿Qué hora es?

- Son las diez.

- ¿Como he dormido tanto?

- La pastilla que te dimos ayer funcionó.

Mi tía salió de la habitación y me quedé sola, ¿Qué iba a hacer con mi vida apartir de ahora? Mi madre acababa de fallecer debido a un ataque al corazón y yo ahora estaba sola.

Llevaba las gafas de sol y no podía parar de llorar, mi tía me abrazaba fuerte y a mi se me rompía el alma al saber que nunca más volvería a poder abrazar a mi madre, ni oiria su bonita risa, ni me prepararía su famosa pizza de jamón, ni volvería a arroparme por las noches, ni a bailar conmigo por la casa mientras la recogiamos, todo se había acabado, estaba completamente sola.

Agarré temblorosa la rosa blanca que tenía en la mano y la presioné contra mí para despues acercarme a la caja donde descansaba su cuerpo y arrojarla. 

Cuando el entierro finalizó, y la gente después de pasar uno por uno a darnos el pésame se fue marchando y nos quedamos mi tía, mi abuela y yo observando el lugar donde ahora descansaba mi madre.

Cuando nos íbamos a marchar, un coche altamente lujoso se estacionó en la entrada y de él bajaron dos hombres trajeados, de semblante serio y se acercaron a la tumba de mi madre, mi abuela tiró de mi para que nos metiesemos en el taxi que nos llevaría a mi casa.

- Abuela, ¿no esparamos por la tía? -Pregunté en un susurro.

- Ella vendrá enseguida en su coche.

Yo asentí con la cabeza y agarré fuerte la mano de mi abuela, ella sonrió forzadamente y nos encaminamos a mi casa.

Entramos por el umbral de mi casa, y como veía extremadamente nerviosa a mi abuela, decidí prepararle un té en lo que mi tía llegaba.

¿Qué iba a ser de mi ahora? ¿Con quién iba a vivir? ¿Con mi abuela? ¿Con mi tía? Miles de preguntas sin respuesta concentradas en mi cabeza.

Hasta que sentí el sonido de la máquina y fuí a la cocina, le serví en una taza y se lo llevé a la pequeña sala que teníamos a mi abuela.

Ella me lo agradeció y nos fundimos en un cálido abrazo.

Ahora me gustaría tener una amiga que me abrazara, que me dijese que todo estaba bien, que me apollase, pero yo no tenía de eso, en mis diecisiete años de vida nunca había tenido una amistad en la que pudiese confiar, no me entendían.

Volví a mi mundo cuando sentí la puerta abrirse, sentí varias voces por lo que pude notar que mi tía no venía sola, pero no reconocía ninguna de esas voces.

Ella entró en la sala con dos hombres, uno trajeado que se mantenía un poco al margen, y otro que había posado sus ojos en mí y no los sacaba de encima, este hombre me sonaba demasiado, pero no sabía exactamente de qué.

Mi abuela se tensó y enseguida se puso de pie, yo fruncí el ceño, no entendía nada.

- Cielo, este es Scooter Braun. -Dijo mi tía.

Mi boca se abrió completamente, ya sabía quién era.

- ¿Us-usted es Scooter Braun? ¿El famoso manager de Justin Bieber, The Wante..

No me dejó terminar cuando se fundió en un cálido abrazo, mi cuerpo se tensó ante esa señal de afecto repentino que no entendía a que venía, pero que por alguna extraña razón devolví.

Él se separó y me miró a los ojos, yo lo miraba y desvié la mirada a mi tía para que me explicase que es lo que estaba pasando.

- ¿Usted de que me conoce? ¿Qué significa todo esto?- En la primera pregunta dirijí la mirada hacia la de Scooter y después a mi tía, que se tocaba los dedos de las manos nerviosamente.

- Cielo, sientate, tenemos algo importante que contarte. 

Yo funcí el ceño y me senté al lado de mi abuela.

- Bien, yo estoy aquí, porque me enteré hace unas horas de que tu madre había fallecido.

- ¿Usted conocía a mi madre?

- Lo primero de todo, no me trates de usted, por favor. Y sí, salimos cuando estábamos en el instituto.

Mi cara era un poema, no cabía más sorpresa en mi rostro.

- Cielo, Scooter es tu verdadero padre. -Dijo mi tía

Crero que me iba a marear, me quedé como cinco minutos en shock.

Mi abuela me agarró fuerte la muñeca y volví del trance en el que me encontraba.

- Cuando acabé el instituto, ella era dos cursos menor que yo, me fuí a trabajar durante el verano, quería ahorrar dinero para cuando tu nacieras, pero cuando volví, ella ya no estaba, se había mudado. La busqué, pero nunca la encontré, hasta hace un par de años, pero ella no me dejó acercarme a ti, aunque tu tía hizo todo lo posible, pero ella me dijo, que si algo le pasaba, tú serías mi responsabilidad. 

Intentaba procesar toda la información que estaba reciviendo.

- Todo lo que dice es cierto, cielo. -Dijo mi abuela intentando que la abrazase, pero no quería, no quería que nadie me tocase.

- ¿Y ahora que va a ser de mi? -Pregunté

- Te vendrás conmigo a vivir a Los Ángeles. -Espetó Scooter.

Sabía que mi tía estaba contenta con esa idea, al revés que a mi abuela, pero ahora mismo, sí quería irme de aquí, quería empezar una nueva vida, para que al menos, intentar ser feliz, aquí habría demasiado recuerdos.

- Si quieres... -Prosigió Scooter.

- Sí quiero. -Dije firme.

Todos me miraron, ya que no esperaban esa respuesta tan rotunda.

- Necesito alejarme de aquí, sino acabaré absorta en recuerdos y no lograré nunca ser feliz.

- Oh, hija, me parece estupendo. -Él me abrazó, pero yo no correspondí ese abrazo del mismo modo.

- Tendrás que coger las cosas más importantes. él resto todo te lo pagaré yo.

Cuando estaba acabando de hacer mi pequeña maleta, ya que no tenía muchas cosas, terminé de meter todos los recuerdos con mi madre y bajé.

- Ya está todo. -Dije bajando con la maleta por las escaleras.

Él hombre trajeado cogió mi maleta y la llevó al coche, me despedí de mi tía y de mi abuela y me metí en el coche con Scooter.

Un silencio se hizo en el coche, al ver como nos alejabamos de mi ciudad, de mis recuerdos, y como cogíamos la autopista en dirección al aeropuerto.

Mi padre es Scooter BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora