Capítulo 3:

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Ese jodido despertador no paraba de sonar, y yo estaba tan agusto en esta cama que no quería ni moverme, pero después de tres intentos fallidos por intentar cogerlo y darle un golpe contra el suelo para que se apagase, decidí mover mi trasero y a duras penas levantarme.

Me revolví por la habitación buscando mi maleta, hasta que caí en que la había dejado en el enorme vestidor facío que había en mi habitación.

Me puse de cuclillas y saqué la ropa que tenía, no es que fuera una chica pija, de vestiditos cortos y tacones de lentejuelas, más bien solían llamarme la barbie punk, siempre solía salir a bares a beber cerveza, fumar maría, y acabar ganando a todo aquel hombre musculitos que pensará que una chica no sabía jugar a los dardos, un grave error, regresaba a cosa un bajo de billetes que no venía nada mal. 

Ya que mi madre trabajaba como cajera en un supermercado y no es que ganase mucho.

Sentí una punzada de dolor, ojalá ella estuviese aquí, la echaba tanto de menos.

Al final me decidí por unos jeans ajustados, una camiseta de tirantes blanca y una chaqueta de cuero negra con mis convers.

Me metí en la ducha y me relajé, esa ducha era una pasada, te hacía relajarse de una manera increíble, pero cuando sentí ya mis dedos arrugados decidí salir.

Me envolví en un albornoz y me puse a desenrredar mi pelo, cuando sentí que petaban en mi habitación.

- ¡Sara, date prisa! -Oía a Scooter al otro lado.

Le grité que en cinco minutos estaba y rápidamente me vestí, me sequé un poco el pelo con el secador, me puse un delineador y un poco de carmín morado, y salí para abajo.

Al bajar las escaleras ví a mi padre que estaba hablando con el hombre que lo había acompañado, al percatarse de mi presencia se acercó a darme un cálido abrazo.

- ¿Qué tal has dormido?

- Bueno, he dormido, esa cama es la gloria.

Scooter rió ante mi comentario y nos subimos en su coche, un deportivo de lujo precioso.

Al cabo de unos minutos llegamos a un gran estudio, salí por la puerta y entré con Scooter.

Antes de entrar en una cabina Scooter se volvió a verme.

- ¿Has desayunado?

Yo negué con la cabeza.

- Después vamos, hay un Starbuks a unos metros de aquí.

Yo asentí, la verdad es que no tenía ganas de comer nada, era demasiado temprano para mí.

Entramos en una sala donde había bastante gente trabajando. Todos los ojos de la sala se pusieron en mí y me sentí un poco intimidada.

- Esta es Sara, mi hija. -Sonrío Scooter.

Yo puse una sonrisa de medio lado, la verdad es que me estaba sintiendo realmente incómoda.

Entonces un montón de gente se acercó a saludarme, fueron un montón de nombres los que pasaron por mi cabeza, pero a estas horas de la mañana era incapaz de recordar más de dos.

Después de que me saludaran y Scooter se dispusiese a hablar con un hombre, él me indicó que lo acompañase y entramos en una pequeña sala llena de aparatos, me paré a inspeccionar esa sala que se mantenía oscuro, y pude escuchar una voz de una chica, puse mi mirada al frente y tras la vitrina había una chica cantando, la reconocí al momento, era Ariana Grande.

Me senté en un sofá muy cómodo mientras mi padre hablaba con unos técnicos, la verdad, es que había escuchado la música de esa chica varias veces, y me encantaba, aunque la canción que estaba grabando ahora era la hostia, Me incitaba a levantarme y ponerme a bailar, pero quería que me tomasen como una persona normal, o al menos intertarlo.

Cuando la chica terminó de cantar, después de repetir la canción unas tres o cuatro veces salió de la cabina y todos la felicitaron, ella abrazó a Scooter y luego puso su mirada sobre mí, frunció el ceño pero enseguida sonrío y se acercó a mí.

- ¿Tú eres Sara? -Dijo ella con una enorme sonrisa a mi lado.

- Sí, soy yo. -Dije levantándome y sonriendo.

- Oh, Scooter me ha hablado de ti, eres muy bonita, encantada.

- Muchas gracias Ariana.

Ella me abrazó efusiva y luego puse la mirada en mi padre.

- ¿Qué te parece la canción?

- Me encanta, la verdad es que creo que me voy a volver una adicta. 

- Muchas gracias.

La verdad es que había perdido la timidez con ella, me parecía una chica entrañable.

Después de que estuviesemos hablando un rato, mi padre se acercó a nosotras.

- Ariana, has terminado por hoy.

- Vale Scooter.

- ¿Has desayunado?

- La verdad es que no.

- ¿Por qué no os vaís a desayunar ambas juntas?

- Me parece genial.

- A mi también.

Después de que Ariana cogiese sus cosas salimos y nos dirijimos al Starbuks.

Como apenas eran las nueve y media de la mañana, todavía no había mucha gente, algo que ambas agradecimos.

Mientras nos servían nos pusimos a hablar.

- Y cuéntame Sara, ¿Cómo ha sido este cambio para ti?

- Pues la verdad, todavía lo estoy procesando, es duro. -Agaché la mirada, recordar a mi madre era algo dificil.

- Oh, lo siento. No pretendía incomodarte.

- No pasa nada Ariana,

- Toma mi número, la verdad es que aquí no tengo muchas amistades de confianza, pero no sé, tú me das confianza.

- Me pasa lo mismo contigo.

Ambas sonreímos y nos intercambiamos los teléfonos y twitter.

Después de hablar un buen rato nos despedimos y volví al estudio. 

Mi padre es Scooter BraunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora