Mujeriego •Jimin• [Completa]

•12•

No quería que volviera a arruinarlo todo con sus palabras. Con sus desplantes. Me adelanté a hablar yo. Él cerro la boca cuando vio que yo la abría.

-No hables. -susurré. Lo miré y me encontré con sus ojos, me giré hacia él.- Siempre lo arruinas todo cuando hablas -dije desviándo la mirada. Lo escuché suspirar.

-Lo siento. -susurró. Lo miré, miraba hacia el techo.

Nos quedamos callados por unos minutos. Me acordé que estaba desnuda. Sentí las mantas sobre mi cuerpo y lo miré, él me sonrío pasando su mano por mi cintura por encima de la sabana. Entrecerré los ojos.

-¿Porqué haces esto, Park? -decidí preguntarle. Todo a la mierda. Ya que más daba, me había acostado con él. Había perdido de nuevo toda mi fuerza de voluntad cuando me besó, cuando sentí sus manos en mi cuerpo. Había perdido la razón cuando él me miró la primera vez. -¿Remordimiento? o quizás, ¿solo porque de nuevo volví a caer en tu juego? -me senté en la cama, tapandome con la sabana. Él hizo lo mismo, solo me miró.

No dijo nada. Solo desvío la mirada. Negué con la cabeza y me tape el rostro con las manos. Tonta. Tonta. Comencé a sollozar.

-¿Estás llorando? -preguntó. Su voz mostraba....¿preocupación? Levanté la cabeza y lo miré.

-No. -murmuré.

-Lo siento. -repitió de nuevo.-

-¿Que sientes Jimin? ¡Aquí la única estúpida soy yo! Siempre caigo en tus estúpidos juegos, siempre soy yo la que sufre, ¿porque me pides perdón? -susurré con la voz quebrada. Volví a taparme la cara, pero esta vez él no me lo permitió.

No pude pensar cuando el cogió mis muñecas, y se posicionó encima de mí y me quitó las manos de la cara, me miró a los ojos.

-Perdón... -susurró de nuevo. Iba a hablar, pero me callé viendo que él también abría la boca. -Perdoname por todo lo que te he dicho, por todo mis desplantes.. -pausó, miró a otro lado, y despues volvió a mirar mis ojos. Pasó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. -Pero lo que mas siento es.... no haberte dicho que.. -suspiró.- Estoy enamorado de ti.

Para eso no estaba preparada. Lo miré sorprendida, pero despues mis ojos se llenaron de lágrimas. No lo creía. Una persona enamorada no me trataría así. Desvié la mirada, y salió un sollozo de mi garganta. Él cogió mi barbilla para que lo mirara.

Despues sentí de nuevo sus labios sobre los míos. Cerré los ojos, cuando comencé a mover mis labios al compás de los suyos, él se deshizo de la manta y volvió a acariciar mi anatomía una y otra vez. Sus caricias me podían, todo él me podía. No sabía como tenía aquel control sobre mi, no sabía porque no podía sacarmelo de la cabeza. Volvió a penetrarme, esta vez clavé mis uñas en su espalda. Fue más brusco, pero, mucho más placentero. No rompimos el beso. Nuestroa gemidos se ahogaban en nuestras bocas.

Rompí el beso yo. Necesitaba respirar, no por otra cosa. Él comenzó a besarme el cuello, me mordí el labio, sintiendo como empujaba una y otra vez dentro de mí. Comenzamos a jadear por el delicioso orgasmo que se acercaba. Los dos llegamos al mismo tiempo. Y como la vez anterior él se acostó al otro lado. Le dí la espalda. Ninguno de los dos hablabamos. Mis ojos se cerraban, estaba tan cansada.