Reunión

219 23 3
                                    


.

Capítulo diez:

Reunión

.

Llevé una pequeña porción de aquella espesa salsa a mis labios, pero rápidamente me arrepentí cuando sentí el corrosivo ardor extendiéndose por todo mi cuerpo como un choque eléctrico. Sólo alcancé a sorber un poco terminando por maldecir a viva voz al sentir como mi lengua perdía sensibilidad y gusto. Abaniqué mi cavidad bucal con mi diestra afirmándome de la mesada junto a la estufa.

—Maldición—gemí sacando mi maltratada lengua tras mi torpe descuido culinario.

—¿Qué pasó?—me sobresalté al sentir el cuerpo cálido de un extra acariciando mis hombros.

—Me quemé—emití revolviendo el contenido de una de las tantas cacerolas sobre la superficie. Lo oí bufar mientras extendía sus manos por mi cintura y me abrazaba aprensivamente.

—Te dije, cariño. Debimos salir a comer afuera—rodé los ojos sintiendo como comenzaba a recorrer mi cuello. Con una sonrisa calada en mis labios meneé mi cabeza levemente en forma negativa.

—Ya hablamos de esto. Es tu cumpleaños y quería hacer algo especial. Sé que no cocino estupendamente como un chef distinguido de tus restoranes caros y famosos, pero quería hacer esto para ti—ronroneo mientras lo miraba de lado sintiendo como sus labios se adherían a los míos.

—Okey—murmuró bajito acercando mis caderas a su entrepierna. Suspiré.

—Yuu—emití en protesta.

—Es mi cumpleaños...

—Y yo trato de hacer la cena. Basta—gruñó ignorando mis estrictos vocablos. Contorneo mis caderas hasta rozar la cara interna de mi muslo de manera sinuosa; desprendiéndose de las caricias inocentes hasta el minuto—. ¡Manos sobre la cintura!—me quejé removiéndome en advertencia escuchando una risita juguetona sobre mi cuello.

—Okey—emitió nuevamente liberando mi anatomía para que pudiese desplazarme por la cocina libremente.

Dejé algunas guarniciones en recipientes individuales mientras vigilaba que el asado se estuviese cociendo óptimamente en el horno luego de haberle agregado la salsa. Las ensaladas estaban listas y el pastel estaba guardado en la nevera. Únicamente me faltaba una ducha rápida, cambiarme de ropa y poner la mesa. Observé a mi novio mirándome mientras tachaba una lista imaginaria en mi mente.

—¿Ocurre algo?—emití curioso dejando un par de utensilios sucios en el fregadero.

—Hablé con Yuta—abrí mis labios asintiendo levemente—. Me llamó por mi cumpleaños. Hablamos largamente. Le conté que iba hacer hoy y terminamos recordando las fiestas en la cafetería; me preguntó si aún celebramos así las fiestas. Me dio algo de melancolía, ¿sabes? Mi empresa ha crecido enormemente, y ya las cosas no son como antes...—asentí oyéndolo atentamente—, acudo con frecuencia a los locales; comparto con los empleados, pero ya no trabajo ahí. Ese contacto diario y cómplice con los chicos no se da; ya no es una familia—me sonrió—. Pero la vida continúa y sólo podemos recordar. Y no niego que se siente bien todo lo que he vivido—me aproximé a su torso y enrosqué mis extremidades superiores en su cintura alzando mi mirada, este dispuso uno de mis castaños mechones detrás de mí oreja besando de forma casta y suave mis labios—. Por ello le pregunté si quería venir, no te molesta, ¿cierto?—negué con mi cabeza besando su mentón.

—Hay suficiente comida. Será divertido—asintió dubitativo—. Además yo también invité a alguien. Ojalá venga—él me miró sin entender esperando que le dijera de quien se trataba, pero lo único que hice fue sonreírle—. Fíjate en el horno. Me iré a duchar y a cambiarme de ropa—le guiñé un ojo saliendo de la cocina.

Vinculados [Reituki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora