III

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Los llantos del pequeño niño provocan que vuelva a la realidad. En ese momento me di cuenta de que mis manos estaban húmedas debido al sudor.

Me levanté rápidamente y acomodé mi gorra, caminé por el sendero del parque hasta llegar a la salida. De repente los nervios se apoderaron de mi cuerpo y noto un sudor frío recorrerlo. Noto como si todo el mundo me estuviese observando.

Todo da vueltas, el piso, el cielo, los arboles, la gente.

Miro en todas las direcciones y la gente sigue mirándome.

Hace calor y hace frío al mismo tiempo. Miles de sensaciones me recorren y respirar se vuelve cada vez más dificil. Sigo observando en busca de una salida.

Empiezo a caminar mientras siento que me falta aire. Acelero el paso hasta que llego a un callejón y me apoyo en una pared junto a unos contenedores.

Está oscuro.

Recupero la respiración poco a poco hasta que me tranquilizo.

Escucho los pasos de la gente que camina por la calle de al lado, pero nadie se fija en mi. Es tranquilizador.

Ha pasado un largo rato, no estoy segura de cuanto tiempo llevo en ese callejón pero me levanto para salir de ahí.

Camino con normalidad hasta dar con alguna cafetería. Realmente me apetece un café fuerte...

Entro en la cafetería que está situada en una esquina de la calle. Es pequeña pero tiene algo que la vuelve acogedora. Solo hay dos clientes hablando tranquilamente en una mesa junto al ventanal, mientras que detrás de la barra hay un hombre secando unas tazas blancas.

Me acerco a la barra y el hombre levanta la vista para verme, deja el trapo a un lado y con una cálida sonrisa me dice:

—Bienvenida ¿Que le puedo ofrecer?

—Un café pero que esté bien cargado... —digo suavemente.

—Ahora mismo.-dice antes de darse la vuelta y comenzar a abrir una bolsa de café y preparar mi pedido.

Busco primero con la mirada un sitio para sentarme.

Bingo.

Me voy a la esquina que esta delante del gran ventanal. Dejo mi abrigo y mi mochila colgando en el respaldo de la silla y me siento.

Observo a la gente caminar por la extensa calle. Algunos con prisa, otros con suma ttanquilidad.

El sonido de un plato chocando con la mesa hace que despegue mi vista del ventanal y suba mis ojos hasta el camarero, sonrío y le doy las gracias.

Agarro la taza, separandola del plato, y huelo el café.

Ahh, realmente necesitaba sentir este olor otra vez.

Le doy un trago largo al café, pero al instante me arrepiento; está demasiado caliente. Toso y aclaro mi garganta.

Mejor me como la pasta que esta en el platito.

Abro con rapidez la bolsita y le doy un mordisco y siento el chocolate y la mantequilla inundar mi boca.

Mastico lentamente, hasta me termino la pasta y le doy un pequeño trago al café el cual ahora si que esta a la temperatura correcta.

Después es de terminarme el café, paso un buen rato en la cafetería observando a la gente caminar por la calle. Preguntándome a dónde irán y que harán luego.

Una chica camina con prisa por delante de la cafetería, cargada con una maqueta de un edificio y un móvil que sujeta con la cabeza apoyada en su hombro.

¿Que te han hecho Dani?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora