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MIÉRCOLES 2 DE ABRIL

– ¡Qué buena idea del señor Lee de pasar Crin blanca en vísperas de las vacaciones de Pascua!. ¿No crees?

– Sí, y también de haberle dado un precio especial al centro aeronáutico.

– ¡No me digas!

– Es un milagro que hayamos logrado encontrar lugar en medio de esta multitud de niños, ¿no?

– Fue porque, yo Jeon Jungkook, un chico guapetón luchó por defender nuestros lugares. Tuve que boxear por lo menos con media docena de chamacos latosos.

– ¿En serio?

– Tenía miedo de que no hubiera valido la pena. Creí que no vendrías.

– Dudé en venir, pero como decías que fue la única película que viste cuando eras niño, no quise…

– ¿Echarme a perder la función?

– Por su pollo que sí.

– Gracias. ¿Quieres que te cuente cómo vi esa película? Después tú me dirás por qué estuviste a punto de no venir. ¿De acuerdo?

– De acuerdo.

– Por cierto, antes de que se me olvide, aquí está mi caseta de piano mezclado y la dirección del maestro de canto.

– Gracias, Jungkook.

Sus cabezas casi se tocan. En medio de la algarabía de los niños encima de las butacas, dándose de puñetazos, llamándose de un extremo a otro de la sala, ellos crean una burbuja de silencio.

Jungkook le cuenta sobre África. La noche africana, vibrando con todos los gritos animales de la selva. El niño que camina solo entre las luciérnagas hasta la aldea donde resuenan las risas. El tam-tam retumbando. El sonido que sube hasta las copas de los árboles negros. Las danzas de la aldea. Los cuerpos que aparecen y desaparecen en torno al fuego. Una pierna, una mano, relucientes de sudor, una boca abierta a todo lo que da en una risa. ¡Y zas! Todo queda atrapado por la noche. Alrededor, indistinta la multitud de aldeanos. Los niños soñolientos con el torso semidesnudo. Las muchachas casi niñas caminan con el hermanito a cuestas. Todo un mundo apacible. Mujeres que amamantan a su bebé, sentadas en el suelo, con las piernas extendidas. La jícara de agua con sabor a tierra que pasa de uno a otro. La danza que se reanuda. ¿O acaso escucha de nuevo el tam-tam porque acaba de despertarse sobresaltado? Las manos aplauden, se levanta polvo. Y de repente, una noche, un misionero llega con su proyector, su planta generadora de electricidad… ¡Y el cine! Mientras Crin Blanca galopa sobre la sábana extendida entre dos chozas, los niños africanos abren los ojos como platos y se aprietan unos contra otros. Las mujeres gritan regocijadas y los hombres ríen con situaciones que no tienen nada de cómico. El pequeño Jungkook había ido con su mamá.

Cuando piensa en esa escena le gustaría mucho ver de nuevo a su madre, delgada y pálida, en medio de los africanos. Pero no, no era eso lo que veía. Había hablado al respecto con sus padres, y llegaron a la misma conclusión que él: de niño no distinguía las diferencias de color de piel. Se pregunta si a los demás niños les pasaba lo mismo. Su padre era agrónomo y su madre enfermera. Ella le explicó la película, porque no tenía sonido. Él no comprendió todo, pero le había encantado el caballo blanco. De regreso a casa lloró mucho. Por más que su madre le decía que Crin Blanca atravesaba el mar para llegar a un país donde no había gente malvada, estaba sumido en la tristeza.
Después de esa ocasión a menudo había soñado que brincaba sobre el lomo del potro blanco, que huía, con los brazos alrededor del cuello del animal y las crines de éste rozando sus mejillas. Durante los días y los años difíciles que vinieron tan poco tiempo después, Crin Blanca lo transportó muchas veces más allá de la realidad.

– ¿Sabes, Taehyung? Así era mi pasado antes –comenta mientras empieza la película. ◀


























Crin: es el cabello que crece de un caballo en su cuello.

N.A: hola, gracias por leer. ♡

cinema  /taekook/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora