1 ~ Sueños

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Rauko extendió el brazo, buscando a tientas la cálida mano que tanto extrañaba. No la encontró.
Se levantó tambaleándose, con los ojos entrecerrados y una mirada triste.
— ¡has vuelto a dejarme dormir más tiempo! - dijo con voz dormida y molesta.
Caminó apoyándose en la pared, pues el cansancio le impedía mantener completamente el equilibrio.
Ertser solía hacerlo mucho, la dejaba soñando y se marchaba a jugar al ordenador o a dar un paseo para despejar la mente y reflexionar.
A Rauko le molestaba bastante que no la despertara, se sentía mal por dormir tanto, a pesar de que su pareja le dijera tantas veces que no importaba.
La chica buscó por toda la casa, pero el joven no se encontraba en la estancia.
Se tumbó en el sofá, envolviéndose en una manta, y comenzó a leer un grueso libro. No tardó en volver a dormirse.
Al poco tiempo, Ertser llegó, encontrándose con Rauko, aún atrapada por los brazos de Morfeo.
El pelicastaño se acercó sigilosamente a la ojimarrón y, con suavidad, le dió un beso.
La chica se revolvió ligeramente, con una leve sonrisa; pero no sé despertó.
El joven la levantó sin mucho esfuerzo, la llevó a la cama y la dejó con cuidado.
Rauko se aferró a su mano, incluso en sueños le añoraba.
Ertser se tumbó a su lado y escuchó cómo la de menor altura susurraba:
— te amo...

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