o c h o → besitos

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En todos sus años gatunos, Kyungsoo nunca había amanecido hecho un ovillo completamente; le gustaba arremolinarse en el sofá de su sala y tomar una siesta allí con un montón de mantas y juguetes de felpa (aunque eso no lo admitiría en voz alta) pero nunca se había hecho ovillo contra un cuerpo caliente.

A diferencia de muchas personas, Kyungsoo era un gatito centrado y para nada olvidadizo, así que no podía por nada del mundo olvidar quién era la persona que estaba enredada en sus piernas, respirándole en la oreja y haciéndole sonidos raros. Claro que no podía olvidarse del perro sarnoso que borracho, había confesado un par de cosas interesantes a Kyungsoo para luego exigir ser llevado a la casita del árbol y quedarse dormido allí. Los eventos estaban frescos en su mente, incluyendo las pocas caricias que le repartió a Jongin cuando se quedó totalmente dormido (eso tampoco lo iba admitir en voz alta).

Ahora estaban los dos, piel con piel, acurrucados, ovillados, arremolinados, hechos una sola masita de persona y animal, y más importante, excesivamente cerca. En este momento, el significando de «espacio personal» no aparecía en el poco vasto diccionario personal de Kyungsoo por lo que, él estaba allí, también, atado a Jongin y preguntándose en dónde estaban sus piernas que no las sentía.

-Ay, perro, ¿qué voy a hacer contigo? -preguntó Kyungsoo, a la nada misma porque Jongin seguía nadando en las aguas del sueño, con una pequeña sonrisa en los labios que se acentuaba cada vez que frotaba su cuerpo moreno con el de Kyungsoo.

Y el gato se quedó allí, por primera vez llevando la fiesta en paz, observando las facciones detalladas de Jongin y suspirando de vez en cuando porque era demasiado atractivo para su bien (pensamiento que sumaba a la lista de «Hey, Kyungsoo, ni se te ocurra exteriorizar eso, eh») creada por su propia protección e integridad.

Sin embargo él estaba solito, nadie escuchaba lo que estaba pensando, por lo que podía dar un poco de rienda a los hilos dentro de su cabeza, y al mismo tiempo razonar las cosas que Jongin le había confesado en la madrugada.

La más resaltante es que él y Trasero de Tambor no eran nada, hecho que tenía a Kyungsoo muy satisfecho, él se había molestado mucho (y había llorado aunque fue por una basura que se metió en su ojo en el preciso momento que se enteró) cuando ellos se «hicieron novios» y luego, cuando él prácticamente le escupió en la cara que habían follado, aunque ahora que lo pensaba, parecía más un arma de defensa que una confesión, después de todo, Kyungsoo había manifestado primero que Baekhyun y él follaban siempre.

Y hablando de Baekhyun.

Jongin estaba celoso de él, otro hecho que lo tenía como niño gato con ratón nuevo.

Ah. Tantas confesiones.

Al cabo de un rato de admiración (diagonal pensar en qué hacer), Jongin comenzó a moverse y Kyungsoo se preparó para el enfrentamiento. Ambos tenían cosas qué decirse, sobrios digo. Y para ser sincero, Kyungsoo estaba un poco asustado de si Jongin iba a recordarlo todo o a fingir demencia.

-Levantate saco de pulgas, ya salió el Taeyang -le dijo Kyungsoo rápidamente a Jongin, sacudiéndolo.

Mas Jongin refunfuñó, frotándose contra Kyungsoo.

-Ño, te sientes calentito.

-Me hubieses dicho que te gusta lo caliente y te pongo a hervir una olla con agua para mantenerte «calientito».

Jongin se echó a reír aún si tenía los ojos cerrados. A decir verdad, era el mejor despertar de Kyungsoo en mucho tiempo pero shu~

-¿Para qué si justo entre mis brazos tengo al gato más caliente que he conocido?

Kyungsoo ahogó un maullido, ¡este perro!

Meoh → KaiSoo/KaiDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora