Capítulo 5

78 13 8
                                    

He buscado en todos los rincones, pero no he encontrado ninguna respuesta. Esta situación me hace enloquecer, no sé qué pensar ni que esperar.
La llamada a Susan empeora mis expectativas, hay algo en esta historia que no me queda claro. Por qué iba Marlen a mentirme, no tiene sentido, ella misma me dijo que la abuela de su compañera se encontraba mal y que por ese motivo tenía que sustituir a Susan.
Mientras ahogo mi profunda tristeza en alcohol, llaman a la puerta.
— ¡Marlen! ¿Eres tú? —Digo entusiasmado.
Me dirijo inmediatamente hacia la puerta estremecido, deseando que lo sucedido fuera una broma de mal gusto. Tan sólo tenía ganas de oír una sorpresa grata.

Al abrir la puerta no veo a nadie, la fantasiosa sonrisa en mi rostro retorna en una gran decepción.
Antes de cerrar la puerta dirijo mi mirada al suelo en modo de desilusión, para mí sorpresa encuentro una carta. Parece ser que alguna persona anónima querrá decirme algo, probablemente tenga relación con la desaparición de Marlen. Ansioso la leo en busca de explicaciones.


Querido Logan,

No puedo seguir en esta absurda mentira. Pensaba que te amaba pero desde que conocí a otro hombre, entendí el significado del amor. Soy cobarde, por eso huyo de ti, no podía decírtelo a la cara. Quiero empezar una nueva vida, aunque esto te duela. No podemos casarnos.
Adiós para siempre.
Marlen.


No puede ser cierto, esto es una broma de muy mal gusto. No me puede estar pasando esto... ¿Qué demonios quiere decir?... ¿Me ha estado engañando durante todo este tiempo?

No sé qué pensar ni en que creer, su carta explica a la perfección la tapadera de fingir cubrir el turno de Susan. Jamás me esperaba esto de Marlen, me abandona sin más como si fuera un simple trapo sucio, ni si quiera termina con nuestra relación ofreciéndome explicaciones. Creo que las merezco...

Ya no me quedaba suficiente alcohol para calmar mi dolor. Necesitaba olvidarme de todo, salí esa misma noche en busca de un bar nocturno donde la música alta y las copas de alcohol me hicieran entrar en un mundo de éxtasis, donde todos los problemas desaparecen. Quería sedar mi dolor y mis pensamientos. No encontraba explicación a este giro inesperado.

Mientras me tomaba la última copa, sentía unas manos femeninas rodear mi cuello, me giré y solo veía el rostro de Marlen. Sin pensarlo dos veces la agarré de la cintura y la senté en mi regazo. Sentí el deseo de besarla, pero sin darme cuenta ella ya jugaba con sus labios recorriendo mi cuello hasta mi boca. Me excitaba de tal modo que aún quería ir a más. Lo necesitaba, soñaba con ese momento.

Mientras sonaba la música electrónica atronando el local, en un pequeño lapsus, me di cuenta que no se trataba de ella, tan solo era un espejismo.

La mujer con quien me estaba besando alocadamente tenía el cabello cobrizo, tez clara y estatura media. Era atractiva, llevaba un vestido corto ceñido y me miraba con demasiado aprecio. Me pareció haberla visto en alguna ocasión. La paré disculpándome de lo sucedido. Sin dudarlo se ofreció a acompañarme a casa, insistió que no podía dejarme conducir en ese estado.
Intenté negarme a tan atrevida proposición pero realmente no podía mantenerme en pie. Una vez en mi apartamento me despedí de ella, pero antes de decir palabra, la misteriosa mujer me llevó al dormitorio, me empujó hasta caer en la cama.

Al día siguiente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, menos mal que hoy era festivo y no tenía que ir a trabajar. Nada más abrir los ojos veo una bandeja con el desayuno preparado, casi no recuerdo nada de lo que pasó ayer. Tiro las sábanas para explorar la casa, se me vino a la mente la mujer a la que conocí ayer, no habrá pasado lo que yo me temo. Aún llevo puestos los mismos pantalones que los de ayer, aunque voy con el pecho al descubierto y esto me hace dudar de lo que posiblemente habrá sucedido.

Caminando hacia el salón me encuentro con la casa limpia y pulcra. Será realmente Marlen la que está aquí, ya no estaba seguro de nada. Tomé mucho alcohol, tanto que ya no diferenciaba la ficción de la realidad.

— ¿Ya despertaste? — Me dice una voz femenina.

— ¿Quién eres? ¿Y qué haces en mi casa? — Digo dubitativo.

— Oh perdona, supongo que no recuerdas nada. Soy Susan, la compañera de Marlen. Ayer te vi desorientado estabas muy borracho. No pude dejarte solo, en fin, me quedé a cuidarte espero que eso no te moleste.

— Disculpa mis modales...Es solo que...

— ¿Te preocupada haberte acostado conmigo? No te preocupes no pasó nada, bueno solo intercambiamos un par de besos en aquel local.

— Sí, eso aún lo recuerdo, lo siento te confundí con otra mujer.

— ¿Con Marlen? Esa chica difamó sobre mí, en ningún momento hizo mi turno. Yo no la pedí nada.

— Susan, mejor cambiamos de tema. Créeme estoy más sorprendido que tú.

— Tienes razón. Creo que será mejor que desayunemos, al menos yo tengo hambre. — Dice entusiasmada.

— Está bien. — Digo con una pequeña sonrisa en muestra de agradecimiento.

Nos sentamos en el comedor, no dejaba de pensar en todo lo sucedido, mi vida ha dado un giro brutal. Esa maldita carta...

— ¿Te ocurre algo?

— Me ocurre de todo — Digo desesperado.

Con un gesto muy cariñoso, toma mi mano mientras la acaricia suavemente y me mira a los ojos.

—Logan, tranquilo. Todo volverá a ser como antes. La encontraremos te lo garantizo, ella está bien.

— Sabes que...No quiero saber nada de esa mentirosa compulsiva, ella me ha estado engañando durante todo este tiempo. No me lo esperaba de ella, se fue con otro.

— ¿Cómo?...Eso no puede ser.

— Ten, aquí tienes la carta que me escribió. No pudo tan si quiera decírmelo a los ojos. Aunque no me amara, pensaba que al menos, le importaba.

— Logan, este dolor sanará. Puedes confiar en mí y abrirme tu corazón. No mereces eso, ya encontrarás a la persona que te merezca de verdad. Fue un error abandonar a un hombre tan carismático, sexy y bueno. —Me decía con una sonrisa risueña.

— Gracias por tu apoyo. Me siento a gusto hablando contigo.

— Entonces... ¿Amigos?... — Me dice estrechándome la mano.

— Por supuesto. — Digo devolviendo el gesto.

— Ha sido un placer pasar el día contigo, ahora he de marcharme. ¿Te gustaría salir a cenar?...

— No tengo ganas de salir, he tenido suficiente ayer. Gracias por todo.

— Si cambias de opinión...Este es mi número. Ten.

Se despide de mí afablemente mientras abandona el apartamento. Sigo leyendo una y otra vez su número de teléfono dudoso...Es tentador pero precipitado... ¿Debería llamarla?


ATRAPADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora