Las Cronicas De Sol Y Luna

7-. Te acompaño

POV SOL 

-Maldita sea- jadeo sin mucho aire que soltar

-Estás bien? Recuerda que solo llegaremos hasta donde quieras

-Estoy bien, un poco más.

-Así?

Mi cuerpo no pudo resistir un sólo segundo más, todo cayó sobre mí y me sentí sucia.

-SE ROMPIÓ SOL JODER, HADES VA A MATARNOS.

-TRANQUILO FIERA, EL NO TIENE POR QUÉ ENTERARSE.

-Cualquier cosa diré que tú me sedujiste.

-Yo no te obligué a poner los tarros favoritos de papá llenos de arena sobre mí sólo para probar mi resistencia, ayúdame a quitarme toda esta arena de encima, maldita sea éstos apesta, huele a perro, y sabes que no tolero el olor a canino.

-Ya fue suficiente por hoy, date un baño, pareces una cerda.

-Gracias, me halagas.

Emprendo mi camino a mi hogar, me haré la loca y no ayudaré a Leo a limpiar mi desastre, aún cuando fue completamente mi idea. Caminé más rápido para hacer mi huida más fácil, choqué con un cuerpo más pequeño que el mío y si no es porque veo que es una pasa arrugada, hubiera soltado unos cuantos improperios.

-Lo siento tanto- fingí mi mejor voz de niña buena.

-Yo lo sien.....- la pasa arrugada, o sea la anciana, me miró como si yo fuera un fantasma y se alejó de mí. Tenía muy en claro que la gente que terminaba en el inframundo no estaba muy agradecida de mi existencia, por esa razón más Hades se empeñó en alguien que me proteja. Antes de Leo, la verdad no recuerdo, Leo siempre ha estado ahí donde quiera que mirase. -Tú eres la hija de ese monstruo, debes ser igual que él, que fue capaz de quitar la felicidad incluso a nuestros seres queridos en la tierra, ese monstruo que destruyó al espíritu del sol, encarnado en la diosa.

El palabrero de la pasa me dejo en el aire, ella había dicho que mi papa había matado a ... ¿mi madre? eso no tenía sentido en absoluto, mi cara se arrugoó, pero no tanto como lucía la de ella por naturaleza.

-Claro que no, discúlpeme pero no debería decir tantas tonterías -Es decir, estaba clara de que mi padre no era precisamente la mejor persona, pero estoy segura de que amaba a mi madre, y luego viene esta vieja loca a decir estas estupideces.

-Deberías orientarte, la ignorancia es uno de los peores males. Puedes confirmarlo tú misma, hace ciento veinte años, en la tierra, sólo hubo oscuridad.

La miré con cierta incredulidad, por un lado me quería reír fuertemente en su rostro, pero por el otro, me sentí desconfiada, ¿acaso era aquello cierto? No, no podía ser posible, pero .. ¿y si lo era? Deseché esa idea y seguí caminando hasta llegar al jardín del castillo, necesitaba hablar con Leo urgentemente, yo necesitaba poder descartar eso de mi mente. Recorrí cada rincón del castillo buscando a Leo, se supone que es mi guardián, no debería de estar lejos de mi. Me giré violentamente en la esquina de un pasillo y casi había chocado con Leo, creo que esto se estaba convirtiendo en un hábito, ésto de chocar con la gente.

-Bu- dijo divertido.

Yo llevé mi mano a mi pecho de la impresión del choque, estaba tan hundida en mi mente que ni lo había sentido. La cercanía que teníamos me había aturdido un poco, podía sentir su respiración de búfalo en mi cara, ¿acaso había corrido un maratón? Pensé en como me había abandonado luego del beso súper intenso y mi orgullo herido me obligó a alejarme y poner mi cara más perra.

-Qué rayos te pasa? Casi me matas del susto.

-Ambos sabemos que eres casi imposible de asustar.