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-Parece que quiere besarte todo el tiempo.

-¿Así como hiciste tú?

-Así como hago yo con Sam. - Besó a la chica, prácticamente le comió la boca, y no le importaron mis sentimientos.

Algo en mi se rompió, mi corazón.

-Y así como haces tu con ese Yoandri, otro nerd. - Terminó de decir.

Me di vuelta y encontré a Yoandri viniendo hacia mi.

Avancé y cuando lo vi no pude contenerme y me lancé a sus brazos, empecé a llorar en su hombro, y él me abrazó, creo que sabe perfectamente por qué estoy así.

-Ya, tranquilo, estoy aquí. - Me dice. Mis brazos rodeaban su cuello y sus manos acariciaban mi espalda.

El resto del día pasó muy lento, haciendo que a cada rato me dieran ganas de llorar en cada clase. Todo el tiempo me sentía horrible.

Erick tenía razón, había creado una reputación que no era la mía, estuve en detención tres veces. Yo no soy así, yo soy sensible, delicado, tierno, estudioso, un nerd.

Decidí pasar el resto del día con Yoandri. Ahora teníamos una clase que no me gustaba para nada, gimnasia, pero mis notas tienen que ser buenas, no porque me obliguen en mi casa, aunque quieren que mis notas sean buenas, mis notas siguen siendo buenas por auto exigencia, toda mi vida me exigieron que sea aplicado, pero ya no lo hacen, y yo mismo seguí siendo así.

La situación en mi casa no era buena ahora, mis padres peleaban todo el tiempo, y decidieron separarse. Mi papá se fue a vivir con otra mujer y mi madre me trata mal, pero ella me quiere, yo lo sé, solo que no lo demuestra.

Debe estar estresada y angustiada por todo esto.

-Bien chicos, van a jugar al volleyball. Recuerden rotar en sentido horario cuando se equivocan en algo los del equipo oponente.

Yoandri se puso a mi lado.

-Ojalá nos toque en el mismo equipo. -Me dijo al oído.

-Pimentel, al equipo de Colón, y Cabrera, al equipo de Camacho.

Esto no podría ir peor.

Empezó el partido y a los diez minutos, Yoandri terminó en el piso. Erick le había dado un pelotazo en la cara.

Pasé rápidamente por debajo de la red y fui a ver como estaba. Se sentó y se puso las manos en la cabeza.

Miré a mi derecha y estaba Erick saludando a la chica de hoy, Sam.

Ella estaba coqueteando con él evidentemente, y él estaba con su mano un poco más abajo de su cintura.

Podía sentir humo salir por mis orejas.

El profesor dio unos minutos de descanso, y le dijo a Yoandri que fuera al baño a lavarse la cara y tome agua. Y me pidió que lo acompañara.

Cuando entramos al baño, Yoandri cerró la puerta y me empujó contra la pared. Abrí los ojos como platos. No sabía qué estaba pasando.

Metió sus manos debajo de mi camiseta y comenzó a acariciar mi abdomen. No podía moverme, no sabía qué iba a pasar si hacía algo en ese momento.

Se separó de mi, se lavó la cara y se acercó de nuevo a mi. Enredó su mano en mi cabellera y con su otra mano tocaba mi trasero. No podía ni cerrar los ojos.

Me empujó hasta el lavadero de manos y me levantó hasta sentarme ahí. Abrí un poco las piernas y se puso entre ellas. Empezó a quitarme la remera hasta que vimos que alguien abrió la puerta. Erick.

Lo miré como si estuviera suplicando que me sacaran de ahí. O que sacaran a Yoandri de aquí.

-Vete de aquí, Cabrera. - La mandíbula de Erick estaba tensa.

-Tú interrumpiste, tú te vas.

-¿Interrumpí algo, Joel? - Me mira. Pero yo no podía responder, seguía helado. -Eso creí, no interrumpí nada, ahora vete si no quieres que te golpee. - Mira a Yoandri.

Y así lo hizo, Yoandri salió rapidísimo. Me bajé para seguirlo pero antes de salir por la puerta Erick me tomó del brazo.

-¿Te hizo algo? ¿Algo que le hayas dicho que no hiciera? - Negué con la cabeza. - Bien, no podría soportar la idea de que habías besado a alguien más.

Y de repente estampó sus labios contra los mios, a los tres segundos reaccioné, y empecé a mover mis labios, pensaba que iba a reaccionar como con Yoandri. Pero no fue así.

Mi corazón dio un brinco. Sonreí en sus labios, probablemente me veía como un idiota.

Sus manos acariciaban mi abdomen. Me sentía en el cielo, hasta que Erick se separó de mi. Apoyó su frente en la mía y miró hacia mis labios.

Nuestras respiraciones se mezclaban y podría jurar que los latidos de mi corazón se escuchaban de a kilómetros.

-No, así no, no voy a obligarte a hacer algo que no quieres, no es correcto. Quiero que sea perfecto, no aquí, en un baño.

Lo peor es que yo sí quería. Me puse la camiseta de deportes del instituto. Erick me mostró su sonrisa. Y fue ahí, cuando me di cuenta de que Erick realmente me gustaba.

DETENCIÓN || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora