Toqué un par de veces la puerta hasta que finalmente se abrió, mostrándome a un chico con cabellos alborotados y una ampliada sonrisa.–¡Oh, Kate! No sabía que vendrías... –dijo mientras abría un poco más la puerta–. Anda, pasa, también es tu casa.
–Gracias, Chris.
Seguramente tenía una cara de boba, y que decir, estaba frente a mi crush.
–¿Y que quieres hacer? –pregunto mientras sacaba su cartera del bolsillo–. No tengo tanto dinero, pero si nos alcanza para unos buenos helados, como en los viejos tiempos, ¿recuerdas?
Claro que recordaba, como olvidar esos tiempos en los que éramos los 3 niños más escandalosos del vecindario.
–Christopher –aclaré mi garganta–. La verdad es que vine a ver a tu madre, pero otro día con gusto podemos salir.
Pareció que lo tomo por sorpresa.
–Pues está bien, iré a avisarle que estas acá –se dirigió a las escaleras con una mirada completamente llena de confusión, sin comprender que había pasado.
Pero ya se lo había dicho antes, yo venía a ver a su madre sin falta. Siempre era bueno tenerla cerca.
–¡Kate! Tan puntual como siempre, me alegró de que estés acá –me saludo con un beso en la mejilla para después darme un fuerte abrazo. Sin duda, ella era como mi segunda madre.
–¿Nos vamos? –sonreí.
–Claro –contestó–. Cariño, siento dejarte sólo en tus primeros días. Pero es día de chicas, ¿lo comprendes?
–Si, supongo –rasco su nuca y se apoyó en el marco de la puerta, observando como nos subíamos al auto–. ¡Mucho cuidado! Acá las espero.
[...]
–¡Me encanta este vestido! Seguramente se te vera hermoso –se encaminó hacia mi, poniendo el vestido frente y midiendo la altura.
–Si, es hermoso –sonreí mientras acariciaba la tela del vestido–. Pero no hay ninguna ocasión para usarlo, y mire el precio, no tengo tanto dinero.
–¿Y tus padres?
–Yo pagó todo –sonreí–. Hace tiempo dejaron de consentirme, aún es extraño... Pero ya me estoy acostumbrando.
Ella guardo silencio por un segundo, sin saber que decir.
–¿Vamos a comer? La verdad es que tengo muchísima hambre –dije en forma chistosa. Ella soltó una risita y término por acceder.
Dejamos el vestido en su lugar, y antes de irme lo observe con cuidado. ¿Qué hacia un vestido de novia en este tipo de tienda? Aún más, ¿porqué me había llamado tanto la atención?
El camino en busca de algún restaurante fue demasiado largo. Había tantos puestos que se nos hacia tan difícil elegir sólo uno.
–¡Me rindo! –alcé mis manos dejándome caer en una de las tantas sillas del lugar.
–Yo también –suspiró–. Jamás nos había pasado algo así.
Me puse a pensar y tenía razón.
–Christopher –dijimos al mismo tiempo.
Y así era, teníamos el apuro de llegar sólo por aquel chico.
–Si quiere podemos pedir algo para llevar –opiné.
¿Ahora que me pasaba? Me estaba invitando sola.
–Si, yo creo que será mejor –se levanto de la silla y se colocó su bolso–. Iré a pedir algo, tu quédate acá.
–¿No quiere que la acompañe?
Ella negó. Así que me vi en la obligación de quedarme acá.
Saqué mi celular de mi bolsillo. No llego a sorprenderme el hecho de que no tenía ninguna notificación, pues no solía ser 'tan' social.
Típico cliché de chica antisocial que le hacen bullying en el colegio.
No era así, jamás llegaron al punto de lastimarme.
No tenía internet y como toda persona normal, fui hacia mi galería. Intentando distraerme con mis fotos y vídeos, que rara forma de hacerlo.
–¿Está ocupado? –escuche una voz llamarme.
–¿Ah? –había un chico frente a mi, de ojos claros y piel morena.
–Necesito la silla –dijo apenado–. Vengo con mi novia y no hay más lugares.
Señalo a la rubia quien tenía buena pinta, seguramente era una chica muy alegre.
–Claro, tómala. No hay problema.
–Muchísimas gracias –susurró y se llevo la silla cargando hacia donde su novia se encontraba.
Dejé de mirar a la pareja y volví a prestar atención a mi celular.
¿Porqué tardaba tanto? No me gustaba el hecho de estar sola, menos en lugares públicos. Las miradas eran complemente incómodas y parecían llegar a querer morder.
La pantalla del celular se ilumino en señal de que había un nuevo mensaje.
"Se lo que hiciste, todo fue tu culpa..."
Tragué saliva y apague rápidamente el celular. ¿Pero que tipo de broma era esta? Una de muy mal gusto, suponía.
–¿Lista? –eleve la mirada encontrándome con la mama de Chris.
–Si.
Me levanté del asiento y observe el lugar antes de irme.
¿Quien lo había mandado?
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V de Venganza |Christopher Velez
FanfictionSus ojos se tornaron en un color más oscuro, se podía ver como estos reflejaban odio y dolor. El muchacho cegado por todo el odio que su alma poseía, quiso darle una solución y aliviar el dolor. Sólo había una forma de hacerlo y allí es cuando apar...