T-5 minutos.
A solo cinco minutos de llegar a destino, una llamada congeló a todos.
Desde el mismo instante en el que se decidió cambiar de rumbo para descubrir el misterio del último planeta en TRAPPIST-1, los demás pasajeros de La Flecha fueron avisados de las novedades. Claro que se mantuvo oculto el motivo de la reciente decisión y de la insubordinación que se estaba cometiendo, no se hacía necesario que los militares y el resto del personal a bordo conocieran todos los detalles si estos no hacían más que entorpecer la nueva misión. Se había ignorado deliberadamente cualquier mensaje proveniente del Ansible para privar al presidente de la información nueva; según él, aún seguía en pie la misión original.
Esa llamada no sería la excepción.
Luego del sobresalto inicial, los científicos retomaron el trabajo que venían realizando. Estaban tan cerca del planeta que se podía ver su superficie, cosa que le competía a Miguel dada su profesión; debía ser capaz de determinar si los materiales visibles eran adecuados para sostener el peso de la nave, pues no se conocía la fuerza gravitatoria del planeta aunque era preciso suponer que, debido al tamaño reducido del planeta, la gravedad sería considerablemente menor a la de la Tierra.
—Rod, informes —ordenó Andrey, acomodando el casco de su traje para permitirle hablar.
—No se visualizan cráteres de gran tamaño, aunque pueden estar cubiertos por el gas denso que detectó el escáner superior —explicó Miguel, cambiando las cámaras externas de ángulo—. La materia predominante es similar al acero opaco, no presenta deslizamientos ni movimiento extremo y se ve lo suficientemente sólida para un aterrizaje seguro, aunque puede ser violento.
—Bien, prepárense para aterrizar —El líder soviético tomó su lugar en uno de los asientos destinados a tal fin, se abrochó el cinturón sobre su traje espacial y activó el amplificador entretanto sus compañeros lo imitaban. Un chasquido resonó en la nave para dar paso a sus palabras—. Tripulantes, les habla Andrey Pávlov, uno de los líderes de la misión TRAPPIST-1M1 con destino al planeta h, estamos a escasos segundos de aterrizar. Se les recuerda permanecer en la sala de aterrizaje, con el cinturón abrochado, y sin retirar el casco de oxígeno hasta que se les ordene lo contrario.
La Flecha se agitó con violencia al entrar al rango gravitatorio del planeta. Las luces parpadearon, las pantallas de control mostraron interferencia, los computadores portátiles soltaron un bip al unísono.
El Ansible sonó. No obtuvo respuesta.
La sala de mando dejaba salir una armonía electrónica cual orquesta sinfónica de antaño, aumentando los nervios de Miguel al doble. ¿Qué estaba pasando? No debía escucharse así. Debería estar silencioso, solo la barrera del sonido rompiéndose debía ser capaz de penetrar a sus oídos.
—Estas cosas son comunes, Rod. —Aglaia Katsaros, la persona más cercana a él, lo sacó de su ensimismamiento—. Lo extraño sería tener un aterrizaje tranquilo.
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(In) Ansible
Science FictionUn grupo de científicos ha emprendido el primer viaje interestelar a los planetas que orbitan TRAPPIST-1. Su misión: encontrar el nuevo mundo que dará cobijo a la humanidad. Sin embargo, cuando están a punto de llegar, reciben un mensaje salido de u...