CAPÍTULO II

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Capítulo 2: Intereses y preocupaciones.

Al día siguiente, volví a hacer la misma rutina, solo que esta vez me puse una camiseta gris, una chaqueta, unos jeans negros y mis converse gris y me dirigí al instituto.

—Espero y no tengas planes para esta tarde —dijo emocionada Micka— por que iremos a comprar unos vestidos —chilló.

—¿Para qué quieres comprar vestidos si solamente vas a ir a ver tocar instrumentos a unos chicos y todo va a estar oscuro? —comenté.

—Alex —dramatizó—. Siempre, hay que verse bien —comentó como si hubiera cometido algún delito, negué con la cabeza y puse los ojos en blanco. El timbre sonó, me dirigía hacia mi salón, pero inesperadamente alguien detuvo mi caminar y me llevó a la habitación del conserje.

—Hola linda —Jace me aprisionó entre sus brazos contra la pared y algunos utensilios de limpieza, intenté alejarme, pero me fue imposible.

—¿Qué quieres imbécil? —pregunté con enojo ya tenía suficiente con el tipo de ojos azules de ayer, luego que él me molestara en toda la clase de química y ahora que me haga llegar tarde a mi siguiente clase.

—Solo quería hablar contigo —ladeó el labio e hizo un puchero.

—Podemos hablar, pero de una forma más civilizada —comenté, dejando en claro que esa situación no era normal.

—¿De qué otra manera hablaríamos? —preguntó.

—Eh no lo sé... —ironicé— de una manera normal —dije obvia.

—¿Y qué es normal? —fingió no saber que significaba la palabra "normal", mientras sonreía de lado. Necesitaba escapar de ahí, pero la puerta tenía seguro, y no tendría el tiempo suficiente para lograr salir.

Me quería ir, no quería faltar a mi siguiente clase porque me castigarían, siempre pasaba eso y ahora necesitaba ir a comprar las cosas con mis amigas. Por mí faltaría, pero mis amigas me colgarían del cuello por dejarlas solas.

Miré hacia una esquina y me topé con un conducto de ventilación que había utilizado antes para escapar de mis travesuras, llegaba hacia todas las aulas, y de seguro me dejaría en la entrada del salón de química, donde es que tengo clase. Pero tendría que entretenerlo de alguna manera.

—Creo que nuestra plática no se podrá realizar —sonreí con malicia y con toda mi fuerza e impulsividad le di un golpe con mi rodilla en su entrepierna. El solo tapó su zona adolorida y pude observar su cara de dolor. Tardaría para recuperarse del golpe.

No lo pensé para nada, tomé las escaleras que se encontraban cerca del conducto y subí por ellas hasta llegar a mi destino, abrí las rendijas de un golpe y me adentré a los conductos de ventilación. Cerré lo más que pude la rendija para que le fuera difícil abrir, gateé por unos minutos, mientras buscaba la entrada del salón de química y me di cuenta de que estaba a unos metros y si me pasaba esos metros, estaría justo arriba del salón, eso no era lo que quería. Cuando llegué justo a la entrada escuché una voz.

—¡Te encontré! —gritaron atrás de mí, no pude evitar soltar un pequeño grito del susto, pues no me lo esperaba, pero a la vez me encontraba riendo por lo divertida que era la situación. Él no se quedaba atrás, pues también se reía.

Aunque muchas dudas aparecieron en mi cabeza.

¿Cómo pudo recuperarse tan fácil del golpe? Pues hasta la rodilla me seguía doliendo.

¿Cómo pudo abrir tan rápido la rendija? Si la atoré hasta que la maldita no se pudiera abrir.

Y ¿cómo me encontró? Si los conductos de ventilación están por toda la estúpida escuela, es un maldito laberinto.

Estúpido Alpha (#EA1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora