CAPÍTULO III

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Capítulo 3: Castigos pesados.

Nos levantamos de las sillas y fuimos directo a la oficina del director, tomé asiento en una de sus sillas, pero antes, tomé uno de los dulces que se encontraban en un pequeño recipiente en su escritorio sin permiso. Jace solo se sentó en una silla al lado de mí. Después de eso subí mis pies a su escritorio.

—¿Por qué me sorprenderá el verte aquí Alex?—ironizó el director mientras empujaba mis pies fuera de su escritorio.

—Porque soy un pan de Dios Edward —le hablé por su nombre. Mientras ponía una de mis manos en mi pecho.

El rodó los ojos, pues odiaba que lo llamara por su nombre, pero si no me dejaba decirle papá, no le diría director, le diría Edward, además, ya no merecía que le llamara padre. Él ya había perdido ese puesto. Jace se me acercó un poco, se le notaba que estaba algo nervioso, pues se encontraba frente al director, pero para mí eso era ridículo, le tenía más miedo a una mosca. Quité la envoltura del dulce y lo metí en mi boca. Jace me jaló un poco de la chaqueta para hablar conmigo en susurros.

—No creo que sea buena idea lo que estás haciendo, creo que deberías de respetar al director. Inquirió.

—Primero te respetaría a ti. —respondí mirándolo directamente.

—Bien, dejen los susurros. —habló el director, más bien, Edward, Jace me soltó la chaqueta y se acomodó en la silla, yo solo dirigí mi mirada a el hombre que estaba frente a mi— Quiero saber que pasó.

—Bueno, es algo obvio, —aclaré— íbamos por los conductos de ventilación y estos se rompieron, debo decirte Edward que el material que usas para tu escuela no es tan resistente como pensé, deberías de invertirle más a este instituto en vez de comprar costosos autos, ¿No lo crees? —hice una mueca de mal gusto al sentir el mal sabor del dulce que había probado. Lo saqué de mi boca y lo enredé en el envoltorio para luego lanzarlo directo a su escritorio.— ¿Sabes qué? Mejor solo deja de comprar esos dulces, están muy malos y sería un muy buen ahorro de dinero.

Edward me miró con verdadero enojo, por todo lo que estaba diciendo, pero esta era una de las maneras en las que podía desquitarme por lo que me había hecho. Decidió ignorar mis comentarios, tomó el dulce que había lanzado sobre su escritorio y lo tiró en un pequeño basurero que estaba al lado de su escritorio. Después observó unos documentos, cuando encontró el que buscaba, habló.

—Jace Grighory —empezó— es tu segundo día en esta escuela, al parecer eres nuevo. Con razón no te identificaba —observó a Jace y este asintió con la cabeza— Bien, como acabas de llegar hace solo dos días y apuesto que solo estás involucrado en todo esto por culpa de Alex —me miró con una ceja en alto y su rostro serio— a ti te daré un castigo menos fuerte, solo te quedarás una hora en detención.

Luego de eso, firmó un papel y se lo entregó.

—Y para ti —se dirigió a mí con enojo— una hora de detención, luego irás con la bibliotecaria a acomodar todos los libros de la biblioteca, y los limpiarás uno por uno. Todos. A ver si ahora si piensas antes de hacer una imprudencia que me va a costar una gran cantidad de dinero.

Mi boca formó una grande O.

—¿¡Qué!? —inquirí con molestia— eso es demasiado, ¿has visto cuantos libros hay en la biblioteca? ¡Es enorme!, jamás había tenido un castigo así, ¡estaré semanas limpiando la biblioteca...!

Jace me interrumpió.

—No director. Yo me responsabilizo por todo, yo fui el culpable, yo la llevé a los conductos de ventilación y todo fue mi culpa.

Estúpido Alpha (#EA1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora