Cuarenta y uno.

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Pasan los días
y sigo sin oír tu risa.
Cada hora parece un bucle
del que no sé salir
si no vienes a ayudarme.
Sabes,
yo no suelo rogarle a nadie,
ni mucho menos arrastrarme,
pero me lo estás poniendo muy difícil.
¿A caso es demasiado querernos?
Siento
que ser feliz
se me escapa de las manos.
Que mi suerte no es tan mía,
que tú vienes,
la cambias
y te vas cuando quieres.
Y al final tanta pieza rota
es como un deja vu esperado,
una continua noria que sigue girando
y en cada uno de esos jirones,
hay una persona que vive esperando.

Todo lo que nadie dijo.Where stories live. Discover now