Amparados en la oscuridad los impuros se multiplican. Sus ojos rojos se posan en quien será su próxima víctima, a quien atraparan con sus garras negras semejante al metal corroído, en un agarre mortal de hierro, donde sus picos llenos de colmillos d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las cabezas principales, como el sacerdote fundador y el Líder de la organización de cazadores eran en pocas palabras, completos enigmas, en donde ni la corona sabía su verdadera identidad, ni tenían el derecho de contactarse con ellos. Podría parecer lógico que fuera de esta manera, la cabeza principal debía estar escondida hasta de sus semejantes, ocultando el mayor y más oscuro secreto de los afamados justicieros.
No era posible hablarles o verlos directamente, se comunicaba por medio de mensajeros, personas enteramente de su confianza, como lo eran los cinco principales cazadores y entre estos, destacaba el primero y segundo, Jeon Jungkook y Min Yoongi, quienes compartía una historia larga con el Líder. Siendo el primer cambia-forma que se enfrentó a los Impuros, un cazado solitario que recluto a dos pequeños polluelos a los que la corrupción les había arrebatado todo. Consideraba un gran mentor y amigo, entreno a dos máquinas implacables, en quienes confiaba ciegamente, eran los únicos que compartían un deseo tan ferviente por exterminar a los impuros, que aunque lo traicionaran, estaba seguro que sería solo otra forma de lograr aquel objetivo.
Aunque los dos primeros Cazadores se criaron como hermanos, su relación actual era bastante competitiva y distante, se respetaban pero no compartían creencias ni métodos. La hermandad no estaba totalmente deteriorada, aún confiaban, aún creían el uno en el otro, solo que como dos personas que se conocían tanto, llegaban a exasperarse mutuamente.
—Jungkook está rompiendo las reglas— en la vieja oficina, apartada y escondida en una bodega recóndita, grazno un Halcón, indignado con su hermano en la organización —Lo acordamos desde nuestro primer día de entrenamiento y se ha cumplido por todos estos años. El camino de un cazador es solitario, renunciamos a todas las banalidades de la carne, amar y engendrar nos llena de falencias, nos hace blancos fáciles, no puede...
—Yoongi basta, conozco el juramento, yo lo escribí y lo establecí— Lo calló abruptamente el gran Alfa, aquellos ojos ámbar poseían un círculo rojo, como un aro de fuego en un lago de oro, centellando amenazante cada vez que la poca luz lograba reflejarse en ellos. —Recuerda que hablas del primero, tu hermano, no hay mayor cazador hasta el momento. Su legado y sacrificios han eliminado cualquier humanidad en él, lo has visto tú mismo, por eso me pareció curioso cuando dio la noticia de que estaba comprometido. No quiero prohibírselo, el amor nos hace seres equilibrados con el núcleo, nos aleja de la oscuridad, es normal, seguimos vivos y tenemos necesidades. Si Jungkook está enamorado puedo estar tranquilo, porque proteger le dará sensibilidad y aunque eso lo haga débil como Cazador, lo hace lo que tratamos de proteger, ¿Lo entiendes, Yoongi? - las facciones del mayor vislumbraron una pequeña sonrisa, después de todo lo que había pasado, aquel viejo Quebrantahuesos nunca dejaba de sonreír, la pequeña luz de esperanza seguía resplandeciendo en su interior, aferrándose con todas sus fuerzas a las ruinas de aquel masacrado corazón.
—Necesidades que puede saciar con cualquier omega o Beta de la vida fácil— desestimo el Omega, porque él aceptaba que también las tenía, todos necesitaban afecto, aunque fuera falso, ya se acudiendo a un par de Alfas que prestaban esa clase de servicios en la cama. No era un secreto o una falta, aunque todos los Cazadores como parte de su iniciación oficial son esterilizados, por lo cual carecían de la posibilidad de concebir y su cuerpo en consecuencia no entrara en calor. Podía parecer anti-natural, que se arrebataba una parte importante, porque aquella característica los hacía iguales a sus enemigos, pero eso no les importaba, era crucial para darles caza, tener la menor cantidad de puntos débiles. Aunque ese detalle no desaparecía aquel penoso deseo sexual, esa demanda de afecto, era como un tatuaje o una gran cicatriz, que resaltaba, que nunca dejaba de doler.
