De lazos rotos

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Por el empinado camino de la montaña Finarfin, se estaban trasportando en dos grandes carruajes, bajo cadenas gruesas y pesada cadenas bendecida, a dos peligrosos prisioneros, Celeno y Archilles

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Por el empinado camino de la montaña Finarfin, se estaban trasportando en dos grandes carruajes, bajo cadenas gruesas y pesada cadenas bendecida, a dos peligrosos prisioneros, Celeno y Archilles. Una gran hazaña desde que fue descubierto que aquellos Impuros, eran la compañera e hijo mayor de Cancerbero, así es, los cazadores ya tenían el nombre de su principal y verdadero enemigo. Esta captura traía esperanza, porque ya no lucharían sin sentido contra simples lacayos, sino que tenían los medios para llegar hacía la verdadera cabeza.

Al llegar a las puertas de la organización, dos grande Demons equinos, atravesados por cicatrices azules y de crines espumosas, arrastraron los dos cuerpos inconscientes, mientras uno era un joven tan hermoso, que no era erróneo compararlo con una deidad; el de la mujer era monstruosamente desproporcionado, recubierto ligeramente por plumas grasientas, donde sus piernas y brazos se mezclaron en una desagradable trasmutación a medias, siendo horribles garras oxidadas. Aquella era la diferencia defintiva, entre un ser de luz, corrompido por la magia oscura y un ser, nacido de ella. El Primer y segundo cazador se presentaron ante el Líder, quien había dejado por primera vez el anonimato, para ir a la mansión con todos sus subordinados.

Las actividades de caza parecían subir de nivel y el rompehuesos, una de las más duras aves de rapiña, no sabía que vendría en consecuencia a todos los sucesos. Miraba al ser nacido Impuro, en toda una gloria divina en medio del gran salón, aun con las cadenas y los golpes, podía tentarlo, trayéndole recuerdos dolorosos de su juventud.

No podía dejarse llevar, ese ser era una amenaza, por mucho que su alma parecía latir por protegerlo, en reconocimiento de que ese era su compañero. Observo a sus dos leales aprendices, junto con aquellos desconocidos, que parecían haber traído toda una revolución con su presencia. Los cuatro parecían orgullosos por haber reducido a semejantes criaturas, listos para presentarlo al gran sacerdote. Seokjin, figura de santidad y verdadero fundador de los Cazadores, poseía una magia de purificación innata, originario del otro continente, del paraíso al otro lado del mar. Su presencia y belleza no se comparaba con ningún mortal, pero ni eso era tan importante como su sagrada protección, elegido por Angelus para guiar a los guerreros que luchaban contra los bastardos de Cancerbero.

Si alguien podía entender o eliminar al parasito engendrado por el rey de los impuros, era él. El reducido grupo observo la interesante interacción, de dos seres completamente opuestos, emanando una belleza embriagadora por igual.

— No había visto una forma de vida semejante a la tuya, no te contrapones al equilibrio del nucleó pero le haces daño sin querer, puedo notarlo, anhelas su perdón, quieres pertenecer— la dulce mirada de ojos almendrados, se paseó por su público, quien se estremecía en éxtasis por ser determinados por breves segundos. Deteniéndose en el único mamífero del lugar, aquel can de facciones firmes y profundas, entonces pudo notar que aunque era un ser nacido de la oscuridad, su disfraz estaba influyendo en su relación con el núcleo. —Aún existen muchos misterios en este mundo, que regido por magia trata de guiarnos siempre a un camino de bienestar y felicidad. Sin importar nuestros orígenes poseemos la marca de la energía del planeta, que nos da un sentido de pertenencia y protección— predico con sabiduría.

Impuros /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora