La tristeza y la desolación se van apoderando de mi corazón herido de muerte, las lágrimas tan conocidas para mi empiezan a caer lentamente... ellas también están cansadas.
El sueño acaba venciéndome, y yo me dejo conquistar, no ofrezco resistencia, en mi interior deseo que ese sueño sea eterno para acabar con este dolor que es mi existencia.Un ruido me despierta, y oigo pasos que se acercan, pero mi cuerpo ya no responde, las pocas fuerzas que me quedaban han desaparecido.
Noto un roce en mi mejilla, siento una presencia a mi lado, alzo la mirada y entonces te veo.
Quizás mi vista me engaña pero estiro mi brazo para agarrar esa mano que me ofreces y me aferro a ella con desesperación, como si fuera mi última oportunidad.
No sé quién eres pero el contacto con tu piel enciende en mi una pequeña llama de esperanza y me transmite el calor que mi corazón había perdido.¿Quizás puede brillar un nuevo amanecer en mi vida?
Me aferro fuertemente a tu mano mientras me susurras al oído: ¿caminas conmigo?
Esta parte va dedicada a una gran amiga, que la adoro y quiero con todo mi ser. Gracias por amarme, niña.