Capítulo 2 |No Soy Ella|

3.5K 261 61
                                    

Esta tan vacío aquí...
•••

Suplico que nadie la oyera, pero sus suplicas no fueron escuchadas...

- ¿Ámbar? - Se detuvo de inmediato al reconocer de quien provenía esa voz.

Alfredo...

  Aquel hombre que por un tiempo había creído su abuelo, aquel hombre que le prometió que nada cambiaría cuando supo que Luna era Sol, pero le mintió, él sólo la ignoro al igual que todos, no le intereso como se sentía ella luego de ese inesperado suceso, Luna se lo quito, como todo lo que alguna vez quiso y tuvo.

La dejo sola y abandonada...

Como era de esperarse, pero algo dentro de ella había creído que esa vez sería diferente.

Gran error.

- ¿Si? Señor Alfredo. - Dijo mirándolo sin expresión alguna.

Le dolía verlo y pensar que hubiera sido diferente si Luna nunca hubiese aparecido en su vida a arrancárselo y destrozarlo todo como un huracán.

¿Tal vez hubiera sido feliz? ¿Aún tendría a sus amigos? ¿A Matteo? Y no seria despreciada y odiada por nadie como en ese momento, tal vez seguiría fingiendo ser Perfecta, siendo la Reina de la Pista o siendo ella misma, tal y como es, con imperfecciones y todo incluido. 

Tal vez, solo tal vez sería feliz, pero ya nada cambiaría.

- ¿Cómo haz estado? Hace mucho que no sales de tu habitación. - Dijo el anciano un poco triste debido a que lo llamará por su nombre y no "- Abuelo" como antes.

- Bien. - Contesto fríamente, no tenía tiempo para hablar, solo quería irse de ese lugar lo antes posible.
 

- Ámbar... - Suspiro frustrado por la actitud de la rubia. - ¿Qué ocurrió? ¿Qué cambio? - Pregunto un tanto triste, al recordar a la antigua Ámbar.

  Ella había cambiado demasiado, ya no era aquella dulce y educada rubiesita que lo llamaba abuelo y lo llenaba de alegría con cada sonrisa que le regalaba la cual era difícil de sacarle. Ahora solo se quedaba en su habitación encerrada y aislada de los demás, nunca salía de allí, hace meses que no la veía sonreír, estaba muy cambiada no solo su atuendo el cual ya no era de hermosos tonos pastel, su actitud era otra completamente diferente, fría y distante, y ya no demostraba emociones siempre una expresión sería e indescriptible.

Se estaba convirtiendo en su peor pesadilla, en su mayor error...

Sharon...

- Dímelo tú, eres uno de los culpables de esto. - Dijo seria, quería terminar con eso lo antes posible pero no sin antes decirle lo que sentía.

- ¿De qué hablas? ¿Porque sería mi culpa? - Pregunto confundiendo.

- ¡¿Que no lo vez?! - Grito frustrada. - ¡Me abandonaste! ¡Prometiste no dejarme! Pero te fuiste tras ella como todos. - Dijo triste pero no le iba a demostrar que era débil, ya nunca volvería a hacerlo.

¿Por qué no lo vez? Me estoy muriendo aquí dentro.

- Ámbar... - Suspiro un tanto culpable. - Yo...no me había dado cuenta. - Dió unos pasos hacía ella. - No sabía que te sentías así, no es culpa de Sol, es mía, perdóname.

¿Quien Mato a Ámbar? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora