Capítulo 1

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Tan solo llegar a la casa donde solíamos pasar todos los veranos desde que eramos niños, lancé mis maletas en cualquier lado, me quite los zapatos y fui corriendo a la playa. Estaba a tan solo veinte metros así que en nada ya sentí el agua helando mis pies. La playa era mi vía de escape, el único lugar donde me sentía yo misma y donde todos mis problemas parecían insignificantes.

No me había dado cuenta de lo mucho que había echado todo de menos. Las puestas de sol, las mañanas que pasábamos metidos en el agua, el olor a mar, la manera en que las olas iban y venían, cuando entrabas lentamente porque el agua estaba demasiado fría, el sabor salado de tu pelo al salir del agua o la manera en que se arrugaban tus manos cuando pasabas demasiado rato en en agua...

-Imbécil, ¿vas a venir ya o voy a tener que ir yo a por ti? - oí esa voz que tanto odiaba.

Había echado muchas cosas de menos, pero claramente él no era una de ellas. No me giré, simplemente esperé a que se fuera. Pasaron unos minutos y pensé que se había ido cuando lo oí suspirar y acercarse. Se colocó a mi lado y al ver que yo seguía sin mirarle se sentó conmigo.

-Llevo esperando volver aquí desde que nos fuimos el verano pasado. Lo había echado de menos- dijo después de unos minutos de silencio.

-Yo también - sonreí.

Entonces levante la vista para darme cuenta de que me estaba mirando fijamente. Era perfecto... cuando no intentaba hacerme la vida imposible con mi hermano, lo cual es nunca. El sonrió, odiaba esa manera de sonreír suya, a parte de porque era preciosa y me daban ganas de besarlo, la odiaba porque significaba que nada bueno iba a ocurrir. Después de unos minutos aguantando su mirada él se levantó y pensé que se iría hacía casa, pero entonces me cogió por debajo de las piernas y con la otra mano por la espalda me metió en el agua.

-¡PARA IDIOTA! - yo intentaba soltarme de su agarre pero él era mucho mas fuerte que yo y no servía de nada. - Mi hermano va a matarme y será tu culpa. - él solo reía mientras me sumergía en el agua y yo pataleaba como una niña de tres años.

Acabamos los dos completamente mojados riendo en el agua, la verdad es que me encantaba pasar rato a solas con él, cuando su única preocupación no era hacerme rabiar y dejarme en ridículo con todos sus amigos.

Al cabo de un rato volvimos los dos a la casa. La cara de mi hermano, Cameron, al vernos fue increíble.

-Felicidades, te mando a buscarla y volvéis los dos empapados. - mi hermano seguía fingiendo ser mi padre pero yo simplemente dejé de escucharlo, cuando mis padres no estaban siempre quería asumir su responsabilidad y no dejaba de gritarme por cualquier cosa que hiciera.

Yo recogí las maletas del suelo y me dirijí a las escaleras.

-Te lo dije Dylan, ahora tu solucionas eso - dije refiriéndome a mi hermano mientras le sacaba la lengua y subía a mi habitación.

Solo entrar me tiré a la cama, me encantaba verlo todo tal cual lo dejé el año pasado. Miles de recuerdos venían cuando entraba a esta habitación. Las paredes eran azul claro y había una puerta que conectaba con la terraza desde la cual se veía la piscina y un poco más lejos el mar. Al lado de mi cama, en la pared, habían colgadas fotos de todos los veranos desde que tenía apenas cinco años. Una foto de mi primera clase de surf, donde salgo yo sin dientes sonriendo de oreja a oreja con mi pequeña tabla y Cameron haciéndome la burla. Otra de cuando eramos un poco más mayores, yo salgo toda mojada mientras lloraba porque Cam y Dylan decidieron tirarme un cubo de agua para gastarme una broma, pese a mi enfado mi madre lo encontró muy gracioso y decidió sacarnos una foto. También hay otra de hace un par de veranos donde estoy con mi mejor amiga Megan y las dos sujetamos un gran oso de peluche que ganamos en la feria. Megan y yo somos amigas desde que recuerdo, la gente suele decir que es porque somos totalmente opuestas y la verdad es que tiene razón. Ella es muy alta con curvas mientras que yo soy varios centímetros más bajita que ella, Megan es muy blanca y yo en cambio soy morena por pasarme todos los días al sol. Su pelo es negro oscuro en contraste con su piel y tiene unos preciosos ojos azules que destacan muchísimo. Yo soy rubia y los ojos marrón muy claro. Pero donde más distintas somos es en nuestra forma de ser, supongo que por eso discutimos tanto.

Voy a por mi maleta y saco una foto donde salgo yo y mi novio y la cuelgo. Llevamos juntos 9 meses, desde que empezó el curso, espero que pueda venir a pasar algunas semanas aquí, se que le encantaría. Daniel es el novio perfecto, al menos lo es para mi. Siempre está pendiente de mi y es de las pocas personas que están a mi lado cuando las cosas van mal, siempre sabe como hacerme reír cuando más lo necesito y es guapísimo. Llevamos siendo amigos desde hacía cinco años y siempre me había gustado, pero fue en la fiesta del equipo de Lacrosse cuando nos besamos por primera vez y una semana más tarde me pidió salir. Él es capitán del equipo y yo era la capitana de las animadoras, es un clásico, al menos lo era hasta que decidí dejar de serlo. Ir con ese grupo de chicas no era lo mio.

Una vez acabé de sacar las cosas y meterlas todas en el armario me puse unos shorts y una camiseta cualquiera y me hize un moño desordenado cuando oí que alguien llamaba a la puerta. Lo ignoré y seguí tumbada en la cama.

-¿Leilex puedo pasar? - oí la voz de mi hermano.

-Que más da lo que yo diga, lo vas a hacer de todas formas.- se escuchó su risa al otro lado y entró.

-Papá y mamá acaban de irse, mis amigos llegaran en un rato, vístete porque después iremos a la fiesta. - dijo Cam, eso a lo que él llamaba "fiesta" era simplemente una hoguera que hacían cada verano para celebrar el comienzo de este.

-Prefiero quedarme. - no quería ir con todos sus amigos porque les encantaba meterse conmigo.

-Alex vendrás quieras o no así que simplemente vístete con algo mejor. - dijo y cerró la puerta, como si lo que yo llevaba no estuviera ya bien...

Mis padres y los de Dylan se habían ido a la fiesta de principios de verano que celebraban unas cuantas casas más atrás. Desde que tengo memoria todos los veranos venimos con Dylan y sus padres, ya que mi padre y su padre son amigos desde hace muchísimo y compraron esta casa juntos para pasar los veranos. Lo cual es genial si no fuera porque su hijo es insoportable. Es probablemente el chico más mujeriego que conozco y siempre tiene a mil chicas detrás.

Lo que yo no sabía o no quería admitir era que ese mujeriego insoportable también me tenía a mi.

Nuestro último verano. (editing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora