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--¿Escuchaste eso? La luna volverá a teñirse de azul...--- comentó la mujer de vestimenta polvorienta. Su vestido morado le arrastraba, temían que cayera con él de manera escandalosa.
---Sí, lo se. Todos debemos tener mucho cuidado.--- le respondió un hombre con algunos veinte años mayor que ella.
Era un anciano pues ya llevaba su bastón de madera con cabeza de lobo bañado en plata por un lado.
---Será esta noche. Por favor, no salgan de sus casas.
Dejaron de hablar y cada quien se fue por su rumbo.
Ya no me sentía atraído por peces de colores que habitaban en la fuente con forma de pescados que lanzaban agua de sus bocas. Una maravilla de construcción muy atractiva para los visitantes.
Mi reflejo en el agua sólo me hacía detectar mi miedo ante las alertas que aquellos adultos habían dado. No me sentía capaz para aceptar que la Luna Azul ya es parte de nuestras vidas. Que no hay que temer, siempre y cuando estés bajo refugio en tu hogar.
---¿Mafumafu?--- el chico que me acompañaba ese día, también había escuchado.--- Debemos llegar al orfanato mucho antes de que den las 8.
---Sí...--- asiento temeroso.
Ambos nos levantamos de ese suelo reluciente por las pizcas de diamantina que había lanzado la penúltima vez que vine aquí. Sacudimos nuestras rodillas ocultas en nuestros pantalones color negro y corremos a las anchas escaleras que dan al pequeño bosque habitado en aquella cuidad rodeada de mar.
Routmen es el nombre de nuestra ciudad. Es nuestro hogar, y en él habita la gente más amable, con el sentimiento humilde y aprecio por las cosas sin importar su precio. Será un lugar algo pequeño, pero con eso basta para agarrar cariño.
Como ya habían escuchado antes, mi nombre es Mafumafu. Era un niño que fue dejado en las puertas de aquel orfanato con pinta de ser una mansión del terror.
Me acogieron, me dieron todo tipo de enseñansa, valores, y sobre todo amor.
Padres, ¿qué era eso? Debo admitir que me sentía con tristeza cuando veía a algún niño ser adoptado por los adultos. Sonreían y abrazaban a sus futuros padres y se marchaban sin mirar atrás. Y por un momento, me sentí desgraciado por mi apariencia.
Tal vez era mi cabello albino o mis ojos carmesí lo que asustaba a los adultos. En sus ojos veía el rechazo, las notorias ganas de girar a ver a otro niño cuando a mí me presentaban. Era una especie de fenómeno ante sus ojos.
No tenía muchos amigos. No hablaba con la mayoría, prefería estar en la biblioteca leyendo sobre historias urbanas. Cosas relacionadas a la magia, al tabú. Pero un día, en una tarde de ventisca llegó a las puertas del orfanato un niño asustado. Q
Era mayor que yo, podía notarlo en sus facciones.
Su cabello oscuro, casi negro. Sus ojos azules, muy apagados. Y su piel blanca, pálida como enfermiza.
El niño lloraba diciendo que había asistido con su madre a un festival de máscaras. En la fuente del caballero dorado que se encuentra en la ciudad de Eldemion, su madre le pidió que cerrara sus ojos por un momento, que contara hasta veinte y que los abriera una vez que haya terminado.
El niño obedeció, tapó sus ojos y contó hasta veinte y los destapó.
Su madre no estaba en ningún lugar, a lo que el menor pensó que se trataba de un juego de escondidillas.
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El Niño de la Capa Roja [SORAMAFU]
Fanfiction~Eran humanos, pero la maldición de la Luna Azul los separó...~ •[SORAMAFU] •Mucho amor para esta pequeña historia♡ •Créditos al artista del fanart.