---¡Soraru, por aquí! ¡Por aquí!--- corro por el enorme prado de tulipanes amarillos, riendo y sintiendo que floto con cada pisada que doy.--- ¡Soraru!.
Él no deja de correr lento, pero lo hace a propósito, pues siempre me ha ganado en carreras por su velocidad animal que lleva dentro.
---Mafumafu, si sigues corriendo así, te cansarás muy pronto--- dijo el joven lobo de cabello azabache.--- No me queda mucho tiempo, tengo que regresar.
---¿Ya?--- me giro a verlo, dejando un tierno puchero a la vista.--- ¡No es justo! ¿Sabes cuanto tiempo pasa para que podamos vernos?.
---Seis meses con dos semanas y cinco días--- me responde Soraru con una sonrisa.--- Debo irme con una parte de la manada a seguir mi entrenamiento.
---Tardas mucho--- respondo en susurro.
---Tú también te irás a Adelia, y no regresarás por mucho tiempo.
Me quedo en silencio ante su respuesta. Él tenía razón, porque a las 12:00am iba a dejar Routmen y viajaría a Adelia en compañía de las mismas mujeres de siempre.
---Oye Mafu, ¿por qué te vas a Adelia? ¿Que hay de malo en Routmen?.
Me encojo de hombros ante su pregunta.
---Ni siquiera yo lo se--- tom9 asiento entre los tulipanes, acariciando sus pétalos con el cuidado de no arrancarlos.--- Las mujeres que se encargan de llevarme hacia Adelia, siempre me ocultan cosas. Ya me cansé de preguntar y no conseguir respuestas.
---Ya veo...
El viento ese día era fresco, me ponía la piel de gallina porque, aún siendo Agosto, es imposible que los soplidos del viento sean así de fríos. Mi mente estaba intranquila, desde hace días no podía dormir. Tantas pesadillas, tantas luchas y una historia de amor imposible, ¿qué significaba todo eso?.
---Debo irme, Mafumafu--- la voz de Soraru causó que regresara mi atención al presente.--- Puedo escucharlos, están aullando.
---Sí. Supongo y ya es hora de despedirse--- le levanto del suelo y me acerco a él.--- Espero y nos volvamos a ver dentro de seis meses.
---Eso espero--- dijo él con una pequeña sonrisa que desapareció en cuestión de segundos.--- No te metas en problemas, ¿bien?.
---¡Así será!.
Soraru retrocedió y se transformó en un pequeño y temido lobo negro, corriendo a toda prisa por el prado de flores, desapareciendo al entrar al territorio del oscuro bosque.
Yo seguía mirando la zona por donde se escabulló. El viento se traía los aullidos de su manada, sonaban terroríficos, como si estuviera a unos cuantos metros cerca de ellos.
---Ya debo irme...--- dije para mí mismo y caminé hasta donde mi capa roja había caído. Me la coloqué nuevamente y regreso hacia la ciudad de Routmen, lugar donde la casa hogar me esperaba junto a las hermanas que siempre me escoltaban hasta Adelia.
Soraru y yo nos conocimos hace 8 años. Nos encontramos por pura casualidad en un bosque y cerca de una de mis cascadas favoritas. Sentí tanto agrado por él, que cuando regresaba a Routmen, lo primero que hacía era ir a ese lugar y buscarlo, y por mi gran suerte, siempre lo encontraba.
Pasábamos un poco de tiempo juntos, ambos hablábamos de nuestras razas, de sus diferencias y de por qué nunca podrían llevarse bien. Me emocionaba conocer su mundo, así como a él le emocionaba conocer el mío. Pero hace aproximadamente dos años, Soraru fue obligado por su manada a hacer viajes largos para aumentar su fuerza y su supervivencia. Sus viajes duran seis meses, y tardan dos semanas y cinco días en regresar a Routmen. Es exactamente el tiempo que hago yo en regresar también, aunque en seis meses yo estoy en la escuela y practico el manejo de la espada. Cada día voy mejorando y eso me hace sentir grandioso de mí mismo.
"Me pregunto si el entrenamiento de Soraru es muy riesgozo..."
Al llegar a Routmen y a la casa hogar, fui recibido por las hermanas de ahí. Me dieron la bienvenida y me preguntaron por mi ausencia. Yo solo les decía que salia de paseo para distraer mi mente un poco. Después, se preparaba la comida y yo les ayudaba a picar las verduras.
Ahora que lo recuerdo, descubrí algo asombroso mientras picaba zanahorias.
Una vez, por accidente me hice una cortada en la mano. No agarré con mucho cuidado el cuchillo y me hice una larga cortada en la palma de mi mano. Fue tanto el dolor, que no pude dejar escapar unas cuantas lágrimas. Oculté mi herida con mi otra mano, apreté con un poco de fuerza y me dije a mí mismo que el dolor era tan pequeño e insignificante que no merecía llorar por algo así, y de pronto, un brillo extraño se hizo presente entre mis manos juntas. Me asusté por el momento y alejé mi mano de la herida, pero al observar bien mi supuesta herida, ya no había nada ahí. No había dolor y ardor, mi mano estaba curada, como si nunca hubiera pasado ese accidente con el cuchillo.
Quedé tan impactado y confundido, que durante en la noche me hice una cortada en mi otra mano con la ayuda de una navaja que ocultaba debajo de mi cama, oculté la herida con mi otra mano y ese brillo se hizo presente nuevamente. Al alejar mi mano y observar mi herida, ya no había nada. Había sido sanada de una manera mágica. Yo la había sanado de esa manera mágica.
Nunca le conté a nadie de esto. Y cuando ocurren accidente conmigo o con personas cercanas, procuro sanarlas durante la noche y dejar que se asombren por la mañana al ver que sus heridas tanto internas como externas, han sanado.
Ni siquiera se lo he contado a Soraru, pues no quiero que piense que soy un niño rarito, o peor aún, un brujo.
---Mafu, hoy viajaremos antes de la hora acordada--- dijo la hermana mayor mientras se apresuraba a empacar todo.--- Hoy hay luna sangrienta. Corremos el riesgo de encontrarnos con un manada de lobos, y eso no nos favorece a nosotros.
"Una manada de lobos..." pensé. "¿Me puedo encontrar con Soraru?".
---Nos iremos a las 9:00pm. Preparate.
---Sí...--- bajo la mirada y me adentro a mi habitación para hacer mis maletas.
La luna sangrienta es un espectáculo asombroso, pero se rumorea que en ese momento que la luna cambia de color a ese rojo carmesí, las fuerzas negativas se vuelven casi invencibles, y los lobos se convierten en grandes fieras con el deseo de comer carne blanda. Pero yo sé que esas cosas son mentiras, porque Soraru jamás sería capaz de hacerme daño.
Yo confío en Soraru, y tal vez ese sea mi pecado y riesgo más grande.
---Soraru jamás podría hacerme daño...
[••••]
---Artemis-san🌙
ESTÁS LEYENDO
El Niño de la Capa Roja [SORAMAFU]
Fanfiction~Eran humanos, pero la maldición de la Luna Azul los separó...~ •[SORAMAFU] •Mucho amor para esta pequeña historia♡ •Créditos al artista del fanart.