Un aire fresco, es la nueva primavera en este año.
Ese bosque no ha cambiado mucho, pero ya no tenía el mismo significado que le daba un cierto niño albino con la compañía de un niño azabache.
Hace veinticinco años encontraron dos cuerpos inertes en un prado lejano de la primera capital: Routmen.
Un albino con una gran cortada en su espalda, y un azabache sin ninguna herida física que mostrara su muerte.
Estaban tomados de las manos, era como si ambos hubiesen cometido un suicidio al estilo romántico.
Tiempo después se supo que se trataba del ya famoso Niño de la Capa Roja que pertenecía a una organización de personas que se dedicaban a la caza de Hombres Lobo, y el chico de cabello azabache era uno de los Hombres Lobo con mayor rango en la manada.
La explicación llevó como respuesta a una historia de amor trágica, donde ambos deciden quitarse la vida al no encontrar un tiempo en paz para prosperar dicho amor.
Las guerras no cesaron. Cada vez que había Luna Azul, el ejercito defensor de la Humanidad defendía a toda costa las ciudades atacadas por Hombres Lobo, y más que eso, cobraban venganza por el Niño de la Capa Roja.
Del otro lado, los Hombres Lobo ponían en alto el nombre del ya fallecido lobo, pues aunque sus intenciones fuesen otras, fue uno de los mejores y con una experiencia ganada en tan poco tiempo.
Puede y las personas que llegaron a conocer a esos dos enamorados, hayan muerto, o se encuentren en la lucha y venganza en sus nombres, pero en un bosque alejado del peligro de la humanidad y los Hombres Lobo, un pequeño niño recolectaba de manera inocente algunas flores de muchos colores para llevárselas a la Madame que cuidaba de él y otros niños más en un orfanato localizado en Routmen.
Era un niño albino, de enormes ojos carmesí y piel blanca que vestía una larga capa roja con su trajecito en colores blancos y rojos.
Sus calcetas blancas llegaban hasta por debajo de sus rodillas, y sus zapatitos rojos y relucientes se ensucian un poco por el pasto en donde se encuentra.
Con su pequeño short con tirantes y color rojo que daba juego con una camisa blanca de botones negros, giraba una y otra vez, riendo cuando las mariposas se posaban en su nariz y lo hacían estornudar escandalosamente.
---¿Soy alérgico a las mariposas?--- se preguntó, mirando a aquellas mariposas amarillas alejarse por el camino de tierra que daba a otro cierto lugar.
Al ver que ya llevaba suficientes flores, sacudió sus zapatos rojos y sonrió satisfecho.
---¡Voy a pasar por la gran cascada y mojaré un poco mis zapatos para quitar la tierra!--- se dijo a sí mismo mientras se disponía a regresar al orfanato.
Sólo da unos cuantos pasos cuando el sonido brusco de un arbusto moverse lo asusta.
Aprieta con fuerza las flores en su pecho, como si éstas fueran a salvarlo de algún ataque de algún monstruo.
El arbusto no deja de moverse con violencia, y el pequeño albino retrocede asustado.
Se da cuenta que no hay salida, pues donde se encontraba era como un especie de barranco, y más abajo se encontraba la dichosa cascada a la que iría para mojar sus zapatitos rojos.
Se sintió frustrado por el sonido del arbusto, pero sintió su corazón detenerse cuando un gruñido logra distinguirse entre tanto movimiento.
"¡¿Un monstruo?!"
---¡¿Q-Quien está ahí?!--- se hizo el valiente, dando un paso adelante.
Del arbusto sale con torpeza un niño de cabellos oscuros. Era negro con tonalidades azules y muy alborotado. Su piel era blanca, muy blanca, su vestimenta era algo formal, diferente a la que él solía vestir, y una capa le cubría un poco la cabeza.
---A-Ay...--- susurró el niño de la capa azul.
---¿Eh?--- los enormes ojos carmesí del menor lanzan destellos de emoción.
Cuando el otro niño logra ponerse de pie, queda a la vista uno bellos ojos azules y unas tiernas orejitas de lobo que se mueven con gracia por los cabellos revueltos que lograban hacerle cosquillas en todo momento.
---¡Oh!--- el niño albino deja caer aquellas florecillas por la sorpresa.
"¡Un niño lobo!"
No tenia un buen conocimiento de ellos, sólo que eran agresivos y muy fuertes.
Se vio intimidado cuando aquellos ojos zafiro lo encuentran, sintiéndose cautivado por ellos al momento de parpadear.
---¡U-Un humano!--- exclama sorprendido, pero con una pizca de emoción en su voz.
El pequeño albino recoge a una velocidad sorprendente las pequeñas flores, dispuesto a salir corriendo cuanto antes.
---¡No! ¡Espera! ¡No huyas!--- le detuvo en suplica el pequeño lobo.--- ¡No te haré daño! ¡No soy como los demás!
El albino se detiene y mira algo confundido al niño lobo que lo observaba entristecido.
---Yo...no voy a hacerte daño...--- volvió a repetir las palabras con las que el niño de ojos carmesí se vio interesado.
---¿Ah no?--- parpadea una y otra vez, acercándose lentamente al niño de orejas puntiagudas.--- ¡P-Pero si eres un lobo!
---No todos los lobos deben hacer daño--- se encoge de hombros el niño azabache.--- ¿Por qué estas aquí solo?
El pequeño albino deja de mirar aquellos ojos zafiro, concentrándose en el color de las flores cortadas.
---Ningún niño del orfanato quiere jugar conmigo...--- hizo un puchero.--- Y vine a cortar flores para la Madame~.
---Oh....
---¿Y tú? ¿Qué haces aquí?--- le tocó preguntar al niño de la capa roja.
---No quiero estar con mi familia....Ellos son...muy malos...--- el niño lobo se deja caer a pasto.--- Quieren que mate a la gente...y yo no quiero..
---¡Que feo!--- exclama el otro.
---¡Lo se! ¡Y no quiero!--- le tocó a él hacer un puchero.--- Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
---¡Mafu! ¡Mi nombre es Mafu! ¿Y el tuyo?--- se presenta el pequeño albino.
---Soraru....Mi nombre es Soraru...
---Soraru....
"Ese nombre lo he escuchado en algún lugar..."
---¡Mucho gusto Soraru!--- sonríe Mafu.--- Oh vaya...Debo irme...
---¿T-Tan rápido?--- se alarma el niño lobo, pues es la primera vez que hace un amigo.
---Sí....Voy a mudarme a otra ciudad....--- el tono alegre del niño albino, desaparece.--- Y no se la razón...aunque no me molesta. No tenia amigos al final.
---¿Eso quiere decir...que ya no te veré por aquí?--- el niño azabache parece verse también afectado por la pequeña noticia.
---¡Para nada! ¡Yo seguiré viniendo a este bosque! ¡Y tú y yo podremos hacernos buenos amigos!
Un rayo de esperanza logra verse en los ojos del niño lobo.
---¡¿Enserio?!--- causa ternura ver como su cola de lobo se mueve de un lado al otro.
---¡Sí! ¡Pero por ahora, debo irme!--- se despide el albino de su nuevo amigo.
Ambos se alejan con un extraño sentimiento de ya haberse conocido antes, pues al estrechar sus manos, el tacto que ellos llevaban en su piel ya les era familiar.
"Era como haberlo visto en un sueño....O en un lugar lejano..." susurró el niño albino, perdiendo su presencia entre los arbustos.
Al final, ese deseo en esa noche estrellada se hizo realidad.
Otra historia que, con un poco de suerte, un final como cuentos de hadas podían lograr.
[~FIN~]
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El Niño de la Capa Roja [SORAMAFU]
Fanfiction~Eran humanos, pero la maldición de la Luna Azul los separó...~ •[SORAMAFU] •Mucho amor para esta pequeña historia♡ •Créditos al artista del fanart.