×CINCO×

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---¡Concentrate Mafumafu!--- grita el instructor a lo lejos.

Y cuando alzo la mirada, recibo un leve golpe con la supuesta espada de madera por el menor de enormes ojos azules y cabello castaño hasta por sus orejas.

---¡A-Auch!--- retrocedo mientras llevo mi mano libre hasta mi mejilla golpeada.

---¡Waaah! ¡L-Lo siento Mafu-san!--- exclama asustado Eve.--- ¡Y-Yo creí que se defendería, p-pero...!

---¡E-Estoy bien Eve!--- le sonrío y alejo mi mano de mi mejilla cuanto antes.--- No me dolió.

---¡P-Pero su mejilla está roja por el golpe!--- sus bellos ojos azules comenzaban a llenarse de lágrimas.--- N-No quise herirlo...

---¡E-Espera! ¡N-No llores! ¡No llores por favor!--- muevo mis manos rápidamente.--- ¡S-Si lloras, el instructor te va a...!

---¡Eve!--- el hombre que nos había estado entrenando desde las 8:00am y sin descanso, se posó detrás mío.--- ¡Maldición! ¡Otra vez estas llorando!

---¡S-Señor! ¡Fue mi culpa! ¡Me he distraído y no pude defenderme! ¡Disculpe!--- me giro a verlo al instante. Enfrentando la culpa como solía hacerlo cualquier reclutado de la zona.

Aquel hombre parece no tener piedad de mi rostro lastimado, levanta su gran mano pesada en forma de puño y la acerca violentamente a mi otra mejilla.

Yo reacciono y cubro mi rostro con mis brazos, cruzandolas en forma de escudo, esperando a que el puño choque contra éstas, pero no sucede. Y cuando alejo mis brazos, el instructor nos observa a ambos sin expresión alguna.

---Eve--- llama al menor que intentaba detener torpemente las lágrimas que pasaban por sus mejillas.--- ¿Por qué lloras? ¿Es por tu compañero? ¡¿Llorarás cuando estés en el campo de batalla y mates a tu enemigo?!

Su elevado tono de voz nos aturde a ambos.

---¡N-No! ¡Claro que no!--- exclama con sus manitas en un fuerte aprieto el menor.

---¡¿Y qué esperas?! ¡Hiere a tu compañero! ¡No tengas piedad de nadie!

Trago saliva en seco. Así de realista era nuestro entrenamiento.

---¡N-No la tendré! ¡Yo rescataré a Soraru-san! ¡Será como un agradecimiento por lo que hizo por mí!--- exclama aún entre las lágrimas el castaño.

Yo sonrío dolido, recordando que también había jurado que me vengaría por él.

---¿Soraru? ¿Hablas del niño que fue secuestrado por lobos hace años?--- hay un silencio entre los tres.--- ¡Já! ¡Él está muerto! ¡Que te quede claro!

Sus palabras atraviesan mi pecho como balas. Me duele al grado de sentir e imaginar sangre falsa saliendo de éste.

No puedo evitar mirar con furia al instructor, las ganas de levantar la supuesta espada contra él son más fuertes, me tientan a hacer que se arrodille y se arrepienta de sus palabras.

---¡Es mejor que tomes venganza por su muerte! ¡Esos lobos debieron haberse comido su corazón!--- se dio la vuelta y regresó a la rama más gruesa de ese enorme árbol para observar a todos y cada uno de los presentes que entrenaban ahí.

---M-Mafu-san...¿es cierto lo que dice el instructor? Soraru-san...¿ha muerto?

Me apiado de sus ojos y su inocencia a punto de ser extraviada.

---Claro que no. Él debe seguir vivo...estoy seguro--- le sonrío, recordando una vez más las caricias y esos ojos amarillos peligrosos que me tientan cada noche a buscarlo.

El Niño de la Capa Roja [SORAMAFU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora