Capitulo 10

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P.d.V de _______(tn)

Solte un gruñido al escuchar la alarma y me levante con flojera, entre al baño y prendí la regadera. Tome una ducha rápida, me cambie y maquille, deje mi cabello suelto y salí del dormitorio con 5 minutos de sobra para buscar a las chicas. Ya estaban sentadas en la mesa de siempre, todas con su bandeja de comida y frente a mi lugar también se encontraba una, camine hacia ellas y me sente.

-Te trajimos la bandeja porque si no lo rico se hubiera terminado- dijo Kayla mordiendo su manzana, yo le sonreí y asentí. El desayuno consistía en una caja de cereal con un pequeño bote de leche y un plato hondo a un lado para combinarlo, un pequeño plato de tocino, un pan y una manzana verde, al menos nos alimentaban bien.

-La…”hermosa” directora nos dijo nuestros castigos, dijo que la fueras a ver para darte el tuyo, la muy inu….inteligente, nos puso en lugares separados- Charles soltó un bufido, yo la vi con cara de “No jodas, no puedes hablar en serio” ella solo asintió, tome una cucharada de cereal enojada y me la lleve a la boca.

-¿Hoy también tenemos que estar con los niñitos ricos?- el tono de Luisa era de frustración.

-Desgraciadamente si, según lo que entendí, solo los jueves y domingos tendremos libre- explico Charles, todas soltamos un quejido. Bueno, hay que ver el lado bueno, mañana era jueves. Terminamos el desayuno y el timbre que anunciaba el pequeño descanso sonó por todo el lugar y todas nos levantamos.

-Bueno, sigue el castigo- dijo Kay con cara de asco- Si algo bueno hay de que los riquillos vengan es que no tenemos las aburridas clases- todas asentimos.

-Bueno, voy a ver cuál es mi dichoso castigo, las veo más tarde- me despedí con un gesto de mano y empecé a caminar hacia la dirección. Toque tres veces con el puño cerrado y después de escuchar un “Pase” entre, la directora levanto su vista de unos papeles y se quitó sus lentes.

-Veo que le han dicho lo del castigo señorita Adams- cruce los brazos sobre mi pecho y me recargue en la pared.

-Créame que de no ser por esto, jamás pondría un pies en esta maldita habitación- soltó un suspiro largo y cerró los ojos por un momento.

-Vocabulario Adams- me volvió a mirar- Tu castigo será organizar os libros en la biblioteca- ¿biblioteca?¿este lugar tenía una biblioteca? Vaya, creo que debería recorrerlo más.

-¿Biblioteca? ¿Tenemos biblioteca?

-Sí, está en el último piso- oh claro, el sexto piso, jamás había subido, las chicas decían que ahí estaban las chicas en peor condición. Genial.

-Y…¿usted espera que suba al último piso donde hay gente más loca que yo y que no tiene mucho control en sus acciones y me ponga a acomodar unos jodidos libros?- me miro con cara asesina.

-Primero que nada, respeto, segundo, en estos momentos solo hay tres chicas en el ese piso y todas están en sus clases, asi que, suba de una vez- solté un bufido, salí de la habitación dando un portazo y empecé a subir las escaleras. Los pasillos eran muy largos y la dichosa biblioteca estaba al final. Tenía una puerta de cristal en la que se leía con letras azules y despintadas “BI LIO  CA” por lo visto algunas letras se habían caído con el tiempo, abrí la puerta con un suspiro. No era nada pequeña, fácil estaría ahí hasta mediodía, tenía el tamaño de 5 habitaciones, o tal vez más, había 14 estantes llenos de libros, y unas cuantas pequeñas mesas, si, eran más de 5 habitaciones. Lo único que me llamo la atención del lugar eran las grandes ventanas, al estar en el último piso podías ver más allá de la inmensa pared que rodeaba el lugar, se podía ver claramente un sendero con un pequeño bosque a los lados, y más a lo lejos, como si el bosque se los hubiera comido a la mitad, se veían las puntas de los edificios de la ciudad, una distancia bastante considerable. Que crueldad poner aquellas ventanas, como si trataran de hacernos recordar de todo lo que nos estamos perdiendo, todo lo que no podíamos ver ni tocas hasta salir de ahí. Solté un bufido y me gire, el sol matutino aun soltaba una luz débil por lo que el lugar se veía un tanto oscuro, corrí las cortinas lo más que pude y empecé a trabajar.

Aprendiendo a amar de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora