Hoy había sido un día de promo, es decir, que había sido un día agotador. Aunque ha sido divertido hacer una entrevista con fans y sobretodo ver sus caras cuando entré a la sala. Eso siempre me alegra los días.
Hoy iba a dedicarme a dormir y a ordenar un poco mi casa. Estaba hecha un desastre y Louis venía mañana aprovechando que iba hacer un concierto aquí en España como parte de su tour.
"Han habido 18 heridos y 7 muertos en el atropello múltiple que hoy ha tenido lugar en..."
Apagué la televisión en cuanto acabó Los Simpsons y empezaron las noticias. Subí a mí habitación para cambiarme la camiseta. Hace unos minutos atrás había decidido beber agua de la jarra de cristal y había conseguido que se me cayera el agua encima... Era uno de esos momentos en que agradecía no termina una cámara grabándome o hubiera hecho el ridículo... Otra vez.
Cogí mi vieja camiseta gris favorita y me la puse rápidamente, justo antes de que mi móvil comenzara a sonar.
-Hola Celeste -
-Alex -me senté en la cama un poco confundida por su voz temblorosa -¿Estás bien? -
-Sí ¿Por qué? -
-¿No te han llamado? -ella estaba llorando. Algo había pasado.
-No. ¿Quién me tiene que llamar? ¿Qué pasa? -
-Ven a casa, por favor -
-Voy enseguida -
Me puse unas zapatillas y cogí las llaves de casa antes de salir corriendo hacia mi coche.
Conducía con cuidado, pero estaba demasiado preocupada. No sé quién de supone que me tenía que llamar o que me tenía que decir, pero estaba claro que no era nada bueno.
Cuando llegué al edificio de mi hermano, entré corriendo tan rápido como mis piernas me permitían, incluso casi caí por las escaleras. Y sí, tuve que subir por las escaleras porque el ascensor parecía que no iba a llegar nunca.
Llamé a la puerta impaciente. Mi estomago estaba revuelto, tenía miedo de lo que pudieran decirme.
La puerta se abrió, pero la imagen que vi me preocupó aun mas. Celeste tenía los ojos y la nariz roja.
-¿Qué ha pasado? -entré a casa en busca de mi hermano.
-Alex... Hoy ha habido un atropello múltiple y Óscar estaba ahí -su labio empezó a temblar al terminar de decir eso, entonces supe exactamente lo que había pasado.
-¿Ha...? -
-Sí -
Mi respiración se detuvo y no me quedó de otra que apoyarme en la pared para no perder el equilibrio.
No, no, no, Óscar no ha muerto, él está bien. Tiene que estar en casa.
De pronto ya no importaba nada, mi amigo había muerto.
-Daniel está en la habitación, él era su mejor amigo y... no deja de llorar -
Quería pensar en mí hermano porque él conocía a Óscar desde los cuatro años, pero no podía pensar en nada más que en que había perdido a un amigo que conozco prácticamente desde que nací. No estaba, no lo volvería a ver.
Celeste me abrazó y apoyé mi frente en su hombro dejando soltar todo. Tenía ganas hasta de sentarme en el suelo, mis piernas se sentían demasiado débiles. Todo me temblaba, pero lo peor era el dolor en el pecho que sentía, algo que sabía que no podía evitar. era como si quisiera salir de mí en forma de grito.
Ella se apartó de mí y en seguida otro cuerpo más alto y fuerte me abrazó. Era mi hermano. Escondí mi cara en su pecho mientras él se apoyaba en mi cabeza.
Aunque el abrazo de suponía que debía de darnos fuerza mutuamente, lo único que conseguía era romperme más el corazón por escuchar a mi hermano mayor llorar como nunca lo había hecho antes.
