Capítulo XXXVII | Final

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Nacimiento y Destrucción

"Desmorónate, esta no es tu destrucción. Es tu nacimiento"

Corazón de Plomo.

Corazón de Plomo

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Un mes atrás

-Liam, ya no podemos seguir buscando. Hermano, en serio, estás paranoico.

La voz preocupada de Harry sonó lejana, Liam mantenía sus ojos en el claro al que habían llegado después de casi seis horas de viaje. Harry suspiró frustrado y llevó sus dedos a sus sienes para masajearlas levemente.

-¿Te das cuenta de que esto podría ser una maldita trampa? Los rumores corren, Liam. Pueden estarse aprovechando de tu..., inestabilidad emocional -trató Harry de razonar con voz suave.

Liam había estado paranoico estos últimos dos meses; desde la partida de Zayn, todo en Liam se descontroló. Liam en varios arrebatos, envió un mensaje a través de toda Alemania, mostrándose por primera vez en toda la historia de la Treshja, vulnerable.

Ahora mismo, estaba en literalmente en medio de la nada, todo porque un rumor le llegó a Liam sobre que habían visto a su cachorro por esas tierras.

Liam estaba moviendo cielo y tierra, sin embargo, fue como si Zayn hubiera simplemente desaparecido, como ai nunca hubiera existido.

-Harry -su voz era dura y neutra-, cierra la boca.

Tampoco estaba de buen humor, talló su rostro con sus manos y dejó salir un enorme suspiro, desde lo profundo de sus pulmones.

Observó el lugar, era un claro desértico sin absolutamente nadie más que ellos. Ni un rastro de posible vida, nada.

Sentía su cabeza a explotar, no tenía ni un puto sentido, Liam había volcado el mundo buscándolo, y nada. A este punto realmente se preguntaba si Zayn era real.

Un leve gruñido se disparó de su garganta.

-Él no quiere reaccionar, ahora mismo podrían estar plantando una bomba nuclear en la mansión y nosotros estamos aquí, ve a ver si tú puedes hacerlo entrar en razón -los susurros de Harry se hicieron presentes en sus oídos, frunciendo el ceño se mantuvo quieto en su lugar.

Unos pasos se acercaron a él, y una mano se posó sobre su hombro. Nunca en su jodida vida se había sentido tan incompetente.

-Payne, Payne -el canturreo de Michael llenó el ambiente sonoro con una disfrazada empatía-. Estás perdiendo la cabeza, hermano.

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