❁Amor es sinónimo de Scorbus❁

Incluso en la incomodidad.

—¿Y tú Albus? ¿Algún plan de futuro? ¿Pareja o acompañante? ¿Algo?—preguntó Hermione curiosa.
Obvio que ella sabía lo que estaba pasando entre el heredero de los Malfoy y el mediano de los Potter, pero necesitaba oírlo de su boca.
Por otro lado, Scorpius acariciaba la pierna de Albus por debajo de la mesa para, supuestamente, calmarlo, pero lo único que hacía era poner nervioso a su chico.
—¿Y-Yo? No. —expresó sin calma alguna. —A ver, sí, bueno no sé.
—¿Tú Scorpius?—preguntó de nuevo Hermione para sacarse de su duda.
—Yo sí. Cuando me gradúe en unos meses quiero trabajar con criaturas mágicas. Cuando tenga un trabajo estable y tal, creo que me gustaría vivir con mi pareja y ser felices.—terminó con una sonrisa. —Pero, por lo que veo —dijo mirando a Al—quizás me voy yo solo.
No sólo su padre no salía de su asombro, si no que toda la mesa se quedó callada. Albus enrojecía y sus familiares no hacían nada por evitarlo, es más, lo miraban.
—Hijo, perdona que no me haya enterado, ¿pareja? —preguntó un Draco sumamente desorientado.
—Exacto padre. Pero es demasiado... ¿Cómo decirlo? Ahh, ya sé, estupido y por lo que se ve ahora es tímido.—respondió pegándole en la pierna a su compañero.
Toda la mesa de quedó callada. Nadie se atrevía a decirle nada o a abrir la boca por múltiples e incontables razones.
—Quizás tiene miedo. —dijo Albus rompiendo el hielo. —No sabes qué pasa por su mente. Quizás eres su primer novio y no puede con tanto.
Scorpius se giró totalmente para hablarle cara a cara y Albus repitió el acto.
—¿A qué te refieres?
—Pues... No sabe cómo actuar, es que eres tan genial y abierto que él no es así. Que no sabe cómo actuar, no puede ni pisarte los talones. Te quiere un montonazo.
Hermione no paraba de sonreír y de dar grititos de felicidad, Ron no entendía nada, Ginny observaba a su hijo con una mezcla de admiración y sorpresa, al señor Malfoy incluso le gustaba lo que veía, Harry tampoco entendía mucho, y los niños iban a lo suyo.
—¿Tú crees? —cuestionó el rubio con los ojos brillantes.
—Lo sé. —respondió un Albus al borde de las lagrimas. —Te quiero.
Acto seguido, el moreno cogió el mentón del chico de enfrente y se acercó lo suficiente como para poder fundirse en un beso de necesidad enfrente de toda familia.
Nadie habló de lo ocurrido, pero todos amaban la idea de aquello.