❁Amor es sinónimo de Scorbus❁

Te quiero, no lo dudes.

¿Por qué están juntos en la sala común de noche y solo cubiertos por mantas? Muy sencillo, el uno vive del otro. No saben lo que es estar en un mundo sin la presencia ajena.
—Vivimos de los hábitos. Nos acostumbramos a las personas, vivimos de ellas. —decía Albus acariciando la mejilla de Scorpius.
Scorpius se estremecía cada vez que le tocaba, sabía que estaba mal, estar a altas horas de la noche en la sala común de aquella forma no estaba bien, o al menos eso pensaba él. Aunque a la vez, era todo lo que quería, todo lo que necesitaba.
Al depositaba besos fugaces en el cuello de Scorp mientras este, se acomodaba poniendo la espalda en los pies del sofá. El moreno notaba la respiración del rubio más acelerada de lo normal, alzó la vista para encontrarse con los ojos grisáceos del otro y verlo sonriendo tímidamente.
—¿Estás bien? —preguntaba preocupado Albus.
—S-Solo estoy un poco... Asustado, ¿y si alguien entra? —cuestionó Scorpius.
Albus echó una leve risotada mientras Scorpius se sonrojaba cada vez más.
—No te puedo asegurar que alguien no vaya a entrar pero... Si alguien entra, te aseguro que van a morir de envidia. —le tranquilizaba el moreno tocándole el pecho.
El rubio seguía un poco acelerado, no sólo estaba preocupado por aquello, también tenía miedo, miedo del olvido, de la pérdida. Del final.
Albus notó que su compañero seguía extraño, por lo que besó sus labios para volver a intentar tranquilizarlo.
—Antes has dicho que vivimos de los hábitos y eso, pero, ¿y si te hartas de ellos? —expresó dubitativo el rubio.
—Por eso estamos haciendo esto en la sala común, para cambiar de aires.
—No me refería a eso. —sacudió la cabeza. —¿Te podrías hartar de mí?
Al volvió a reír y a besar dulcemente a Scorpius.
—Nos queda mucho para averiguarlo, ¿no crees?—dijo socarronamente el moreno. —Te quiero.