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Fuimos al palacio de las Tullerías donde nuestra familia real, parte de la Guardia Nacional (que más que protegerlos, parecía vigilarlos) y un par de criados y doncellas tuvimos que pasar dos años, en pleno centro de París rodeados por el tumulto de la ciudad. Aunque realmente la familia real parecía más que nada "prisionera" en su propio país. Pero todo cambió un 19 de abril de 1791 cuando los reyes decidieron salir de París y pasar el día en su residencia campestre de Saint-Cloud pero se vieron envueltos por una gran multitud que no dejaba de insultarles. En parte lo que más me preocupaba de todo eso era lo que le podía pasar a Jean-Pierre, uno de los guardias que con tan solo 20 años era guardaespaldas personal de la reina. En ese entonces yo estaba perdidamente enamorada de él, y no podía aceptar la idea de perderlo. Tras eso, el rey no lo soportó más y declaró públicamente que estaba siendo prisionero junto a toda su familia en su propio país. Entonces, instado por su esposa y por influencia de sus hermanos, el duque de Anjou y el conde de Artrois, que huyeron del país después de la toma de la Bastilla, decidió huir. La reina ya lo había preparado todo con ayuda del conde Axel de Fersen. Un aristócrata sueco que se había ganado su confianza. El plan consistía en escapar de noche y viajar hasta la ciudad fronteriza más próxima, Montmédy, que estaba a 287 kilómetros al este de París, actualmente es la frontera de Bélgica pero en ese entonces era posesión austríaca, aproximadamente 20 horas de viaje sin pausa, donde el rey lanzaría una denuncia a los abusos de la Revolución.


La Lealtad de Eloïse | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora