4 | FINAL

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Son las nueve de la noche del 20 de junio de 1791 y estoy preparando a los niños por orden de su majestad. No sé qué es lo que planean hacer pero según los reyes yo voy incluida, dicen que tenga paciencia, que ya me lo explicarán todo. Una vez listos, los llevo a donde los reyes y salgo encontrándome en las puertas con Jean-Pierre.

̶ Ten cuidado, Jean. Por favor. -Le digo realmente preocupada, posando con cuidado mis manos en las suyas.

̶Tranquila, no dudes que lo tendré. -Separa nuestras manos para alzar mi cara y dejar un suave beso en mi frente. -Quiero que sepas que pase lo que pase, mi único pensamiento eres tú. Te quiero.

Me pongo de puntillas y le doy un casto beso cerca de los labios. Después de eso nos abrazamos.

Son las diez de la noche y la reina se acaba de ir con sus hijos y Jean de escolta. Va a llevar a sus hijos con Fersen. Alrededor de media hora después, la reina volvió al salón y Jean a su lugar. Yo me dirijo a los aposentos reales a terminar los últimos detalles.

Estoy esperando de pie al lado de la puerta cuando esta se abre, es la reina acompañada de las demás doncellas. Me mira y asiente pasando este gesto desapercibido de las demás doncellas. Les da indicaciones para el día siguiente y estas, tras dejar todo en orden y ayudarme a alistarla para dormir, se marchan.

Después de eso rápidamente la ayudo a cambiarse el camisón para dormir y ponerse un traje sencillo de color gris y tras ocultar nuestras caras con un velo, salimos del palacio a escondidas con ayuda de Jean.

A eso de las dos de la madrugada son reunimos todos, los reyes, sus hijos, Fersen, dos camareras, el peluquero de la reina, Jean, un escolta más y yo, que iba en calidad de aya de los príncipes y doncella de la reina. Traen consigo también varios baúles llenos de ropa, vajilla, botellas de vino y otros lujos en un enorme y lujoso vehículo nuevo. No era precisamente discreto, pero logramos salir de París sin levantar sospechas.

Nos ponemos de acuerdo y nos asignamos identidades falsas. Yo me hago pasar por una aristócrata rusa, la baronesa de Korff y Jean como el barón puesto que teníamos una diferencia de 3 años de edad y según los demás, hacíamos buena pareja. La reina y las dos camareras se hacían pasar por doncellas de la baronesa y los tres restantes, el rey, el peluquero y el escolta, de criados. Durand, Didier y Etienne respectivamente. Media hora después de salir de París, en Bondy, intercambiamos de caballos y a petición del rey nos separamos de Fersen, que, al irse, gritó bien fuerte "¡Adiós, señores de Korff!".

A eso de las seis de la tarde llegamos a Châlons, donde nos paramos a merendar y estuvimos media hora intentando reparar la avería de una rueda. Por lo que llegamos a Pont-de-Somme-Vesle con dos horas de retraso pero lamentablemente las tropas que nos esperaban para escoltarnos se habían marchado ya.

Avanzamos hasta Sainte-Menehould, pueblo donde ya se había difundido la huida de la familia real. Después de la agitación en dicho pueblo, continuamos hasta llegar a Varennes, donde tuvimos un gran problema.

Un maestro de postas del anterior pueblo y exmilitar, Jean-Baptiste Drouet, reconoció a los reyes.

El procurador de Varennes, Monsieur Sauce, tras comprobar que nuestros pasaportes (falsos) estaban en orden quiso dejarnos pasar pero Drouet, quien había llegado al pueblo antes que nosotros, dio un puñetazo y gritó "Son el rey y su familia, y si los dejáis marchar al extranjero seréis culpables de alta traición." A pesar de eso, Sauce nos alojó en su casa. Al amanecer vino a nuestro encuentro junto a un anciano quien inmediatamente se postró en una reverencia ante los reyes. El rey suplicó para que les dejaran continuar hacia Montmédy, al que apenas faltaban 50 kilómetros.

Justo un rato después apareció una tropa de alemanes que venían a rescatarnos pero el rey, por seguridad, quiso esperar a que llegaran más tropas.

Bien entrada la madrugada a pesar de las tropas reales que había, no pudimos pasar por que los revolucionarios nos bloqueaban el paso. Excluyendo a los reyes, los demás estábamos ocultos para que no pudiesen atraparnos también.

Los reyes tuvieron que volver a París, y un día después nosotros también lo hicimos discretamente para que nadie nos pudiese descubrir. Por lo que llegamos un día después, el 26 de julio. Los reyes habían llegado el 25.

Los reyes estuvieron encerrados en el palacio de las Tullerías. Yo me colaba alguna que otra vez con ayuda de Jean para que pudiesen ver a sus hijos.

Pero el 10 de agosto de 1792, el palacio fue asaltado y en septiembre se proclamó una república.

El rey fue condenado a muerte y ejecutado en la guillotina el 21 de enero de 1793, y meses más tarde, el 16 de octubre, la reina corrió la misma suerte.

Por nuestra parte, cada uno se fue por su camino, pero Jean, los príncipes y yo huimos del país a Suecia. Fersen no se libró, al volver a Suecia con nosotros, fue linchado por una multitud que le acusaba de haber envenenado al príncipe heredero.

FIN.

~NRaiin04




La Lealtad de Eloïse | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora