La Despedida

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Rondando la media noche, un fuerte golpe me despertó. Voces eran audibles fuera de mi habitación. Sentí miedo y estupor cuando abrieron despacio mi puerta. Me metí bajo las sábanas y fue posible observar unas siluetas ingresando rápidamente. Una mano tocó mi cuerpo; sentí morir.

-¡Hijo! ¡Levántate! Están aquí.-

Escuchar la voz de mi abuela me calmó inmediatamente. Lentamente baje las sábanas y vi seis personas alrededor de mi cama.

-Tienes que irte con ellos inmediatamente. Tu madre ya está a salvo. Levántate: ¡no hay tiempo!- Su expresión era de preocupación.

Me levanté rápidamente, calcé mis zapatos y tome una remera que estaba sobre la silla.

-Abuela, ¿Qué está pasando?- Pregunté.

-No hay tiempo para explicaciones.- Gruñó.

Vi como sacaba de su pequeño bolso de cuentas un círculo pequeño de oro, con siete agujeros claramente visibles, lo puso en mis manos y los demás se acercaron.

En ese momento una fuerte explosión sacudió la casa y mi abuela gritó: -¡Llegaron! ¡Es momento de irse!-

Se dirigió a la puerta, la abrió y me miro orgullosa. Frunció los labios como queriendo decir algo mientras su cara se llenaba de lágrimas. En ese mismo instante una flecha cruzó la puerta y se clavó directamente en su cabeza. Se giró lentamente, su mirada vacía se encontró con la mía y pude ver como la vida se le escapaba en un suspiro, cayendo estrepitosamente en el suelo. Quise correr y abrazarla, no podía creer lo que acababa de ocurrir, pero uno de los que estaban ahí me agarró fuertemente, puso mi dedo sobre uno de los agujeros del círculo,, tomó el caldero y desaparecimos perdiendo la noción de tiempo y espacio.


EL ELEGIDO DEL AIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora