Avión navideño rumbo a tus recuerdos

7.7K 860 1.5K
                                    

Suspiré al revisar el nuevo mensaje que me había llegado de parte de mi madre, un escueto "ánimo" junto a una cara sonriente, como si eso arreglara mi mala suerte al ser de las pocas y desafortunadas personas que deben viajar más de 12 horas en la víspera de la navidad por un jefe caprichoso que, simplemente, no quería ser él quien se perdiera una fecha tan importante como esa.

Miré de reojo las ostentosas decoraciones que cubrían casi la totalidad del aeropuerto y a niños caminando de la mano de sus padres, ya sea con grandes sonrisas al poder conocer otras partes del mundo como regalo de navidad o con quejas y muecas al tener que visitar a familiares que con suerte si verán una vez al año.

La voz del altoparlante interrumpiendo los villancicos navideños, me dio a entender que mi vuelo estaba por salir, por lo que acomodé mejor mi abrigo y agarré el mango de la pequeña maleta a mi lado para dirigirme rumbo a la escotilla del avión rumbo a Estados Unidos.

Al notar la longitud de la fila volví a suspirar, para luego teclear algunas palabras a mi madre dándole a entender que pronto me embarcaría y tendría que apagar el teléfono. Levanté levemente la mirada al sentir un ruido a mi lado, encontrándome con un joven que parecía ser de mi edad, tal vez mayor, de llamativo cabello bicolor peinado de manera extravagante y vestido con un buzo deportivo de detalles rojos. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue el hecho de que se movía constantemente tratando de ver el comienzo de la fila y notablemente inquieto por algo. 

Sin percatarme, mantuve mi mirada sobre él más tiempo del que hubiera debido, lo que hizo que éste se percatara de mi presencia y me sonriera ampliamente. No pude evitar desviar la mirada por instinto de manera muy poco disimulada, hecho por el cual me reprendí mentalmente para luego volver a observarlo de reojo y notar que parecía deprimirse al haber sido ignorado.

Intenté parecer interesado en cualquier cosa que no sean esos luminiscentes ojos ámbar y, en esos momentos, los números del boleto de avión parecían ser una buena opción. De repente, sentí un leve jalón de uno de mis brazos y, sabiendo de quien se trataba, intenté mostrarme lo más sereno posible.

—D-disculpa, no quería molestarte, pero ¿podrías guardarme el puesto en la fila mientras voy al baño?— Preguntó rascándose la nuca en un claro signo de nerviosismo.

"Así que por eso se movía tanto" No pude evitar pensar.

—Está bien, pero no creo que tenga mucho tiem-

No alcancé a terminar la frase para cuando el joven ya estaba corriendo toda una maratón rumbo al baño.

Noté que había dejado casi todas sus pertenencias a mi lado, lo que me hizo pensar que se trataba de una persona que, o bien, no viajaba muy seguido o era muy ingenua. No pude evitar mirar de reojo las inscripciones y pegatinas en su maleta que daban a entender que al parecer gustaba bastante del deporte, en especial, del Volleyball.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al notar el repentino avance de la fila y a los recepcionistas de los boletos cerca. Sin saber muy bien qué hacer, tomé las cosas del desconocido para seguir avanzando y voltear la mirada de tanto en tanto esperando que alcance a llegar.

La ansiedad fue en aumento al reparar en la pequeña cantidad de personas que quedaba frente a mí, por lo que tuve que recurrir a dejar pasar a la gente que había llegado después. Sin embargo, hubo un punto en que esto dejó de ser posible, llegando a ser el último en la fila y con la mano exigente de los funcionarios del vuelo esperando mi boleto.

Volteé por última vez en espera del joven, pero éste no daba rastros de aparecer, por lo que tuve que recurrir a un plan de emergencia.

—No puedo subir al vuelo— Dije escueto ante el rostro confundido de los funcionarios.

Búhos en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora