Capítulo 21.

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LA CASA DE CASSANDRA YAXLEY Y SUSANNE LEWIS ERA, SIN DUDA ALGUNA, ACOGEDORA

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LA CASA DE CASSANDRA YAXLEY Y SUSANNE LEWIS ERA, SIN DUDA ALGUNA, ACOGEDORA. Puede que para algunos fuera por la fachada pintada de un color azul cielo con un jardín vallado con flores de diversos colores o por el atrapasueños que se situaba al lado de la entrada con plumas multicolores, pero para Violet era por ver a la pareja de felices mujeres. Irradiaban felicidad y amor a pesar de ser vistas con malos ojos, acusadas de estar en una relación antinatural, pero eso no evitaba que se separaran. Y los miembros que quedaban de los Yaxley con vida (y en libertad) las apoyaban incondicionalmente, para ellos el amor era amor y no importaba tu género, raza, edad o estatus de sangre.

Era el día de Navidad y habían acordado ese año reunirse en la casa de su hermana mayor y la novia de esta para tener una comida navideña en familia. En la cocina se encontraban Philip y Susanne cocinando ( más bien el hombre anotando la receta y tratando de ayudar para poder cocinar eso algún día él solo, puesto que de joven no le enseñaron a cocinar ya que su familia creía que eso era un labor de la mujer ). Y en la sala de estar que se situaba en frente, estaba Ulises trasteando con una televisión muggle, Idylla y Cassandra acomodando los cubiertos que faltaban en la mesa y Violet terminaba de hacer y colocar unos adornos que le había comentado Susanne que faltaban.

Cuando llegó la hora de comer todos se pusieron alrededor de la mesa y comenzaron a tomar comida mientras charlaban, en momentos así toda la tristeza y vacío en el corazón de Violet desaparecía. Parecía que finalmente, después de tantos años, eran una familia fuerte y unida ( sin tener en cuenta a su fallecida madre, la abuela que acabó muriendo también harta de las visiones nocturnas que tenía añadiendo su avanzada edad y el hermano en prisión por tener ideales y realizar actos inhumanos ). Sí, podían tener sus defectos pero al final del día se protegían entre ellos y su amor de familia podía con todo.

Hablaron de diversos temas: trabajo, estudios, aficiones, el tiempo... Pero la situación se puso interesante ( e incómoda para una persona en específico ) cuando la mayor de las Yaxley cambió de conversación dando un curioso giro a la conversación.

―Y contarme, chicos, ¿tenéis por ahí a algún chico o chica del que vuestra querida tía no sepa?

Bajo la atenta mirada de todos los hermanos tuvieron distintas reacciones, Idylla miró a su plato y tomó un gran bocado de patatas asadas intentando que no se notaran sus mejillas ahora rosadas, mientras que Ulises casi escupe el agua que estaba bebiendo y comenzó a reir con mucha gracia.

―Yo por ahora no, creo que leer tanto ha conseguido que tenga las expectativas demasiado elevadas. Pero no diría lo mismo de mi hermana, ¿verdad, Dylla?

La de cabellos claros dejó de comer con una cara de sorpresa y un poco de enfado, y todavía sin soltar el tenedor que tenía sobre una mano apoyada en la mesa le respondió de mala gana.

―No sé por qué dices eso, pero sea por lo que sea olvídalo. Ahora mismo no tengo intención de estar con alguien de esa manera... Demasiados comederos de cabeza y ya tengo suficiente con mis actuales problemas.

Yaxley || Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora