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Los nervios me carcomían por dentro, cualquiera que prestase atención al movimiento constante de mis manos se hubiese dado cuenta de ello.

Por suerte, los médicos y enfermeras que nos acompañaban durante el trayecto a la sala de reuniones del hospital estaban concentrados en sus asuntos como para prestar atención a solo un par de novatos.

Y me había quedado claro que era una simple novata al escuchar salir esa palabra de la boca del jefe de área más de diez veces y contando.

-Bueno,esas son las cosas básicas que deben saber del lugar.-El cansancio de quien sería mi jefe era casi palpable, se veían bolsas negras debajo de sus ojos y su voz sonaba ronca como si hubiera estado dormido antes de que nosotros llegáramos.

Comenzaron a darnos carpetas negras y con bastante grosor, se trataba del historial de cada paciente que se hallaba en el lugar.

-Deberán leer esas carpetas para el día de mañana, la información del paciente que estará a su cargo está ahí dentro, les deseamos suerte.-

Oí suspirar a la chica que se encontraba a mi lado, la verdad es que no recuerdo su nombre, durante mis años como estudiante solo me concentre en concretar mi sueño lo más pronto posible, por lo tanto, no tenía relación con ninguno de los "novatos", pero aún así,los chismes en los pasillos de camino a clases siempre estuvieron ala orden del día y según tenía entendido, había logrado entrar ala universidad sin necesidad del examen de admisión ya que su tío era propietario del campus, pero como dije, solo eran rumores.

Luego de hacer una leve reverencia, comenzamos a dirigirnos  nuevamente hacia la salida.

Aquellas paredes pintadas de un celeste cielo, sin ningún rastro de otro color o siquiera de estar dañadas, me perturbaban y comenzaba a cuestionarme que se ocultaba detrás de cada puerta de metal que íbamos pasando, sin embargo, el silencio solo era interrumpido por el ruido de nuestras pisadas, como si no hubiese nadie más que nosotros.

Sentí el impulso de salir corriendo de allí lo más pronto posible, pero me contuve.

Al llegar a casa, el alivio se apodero de mi cuerpo y solté un largo suspiro que no supe desde hace cuánto tiempo estuve conteniendo.

Me prepare para ducharme, las gotas de la regadera lograban despejar mi mente y lo necesitaba más que nunca.

-Tienes que tranquilizarte Jessica, aun no llevas ni un día y ya quisiste huir.

Prepare una taza de café y tome asiento en el comedor con la carpeta negra al frente mío, comenzando a hojearla.

Habitación 108 resaltaba en la portada, me extrañe por un instante porque no vi ese número en ninguna de las puertas del pasillo.

Me tocaba la paciente Hwang, ingresada con un trastorno de personalidad y principio de esquizofrenia sumado al trastorno de ansiedad social.

"Vaya, aquí no se andan por las ramas"

Seguí leyendo con suma atención cada párrafo del largo perfil de la chica, sin embargo, no había ninguna foto de ella.

Mis dedos chocaban despacio contra la gran mesa de roble, provocando una pequeña secuencia de sonidos, acto seguido me desperecé en la silla y tome un largo sorbo del café, para solo terminar levantándome y caminar de forma automática hacia uno de los cajones del armario dela cocina, pero me detuve a tres pasos de allí, negué con la cabeza y me obligue a volver a sentarme.

Al final, opte por solo irme a dormir, podría continuar leyendo al día siguiente.

Termine por despertar en un momento dado de la madrugada, estaba acostumbrada, me sucedía desde hace más de cinco años, al pasar por la zona de la cocina, sentía que aquel cajón del mueble seguía llamándome, sin embargo, otra taza de café fue lo que termino entre mis manos, mientras observaba el paisaje de la ciudad de Nueva York,era una madrugada tranquila pero, al mismo tiempo, la sentía hecha un caos.

The Girl With a Broken SmileWhere stories live. Discover now