1. Cambios posturales: Cambie de posición a la persona cada dos o tres horas con ayuda de almohadas para disminuir la presión en las prominencias óseas.
2. Utilizar dispositivos: Ayudarán a aliviar la presión y a prevenir problemas cutáneos (almohadas, taloneras, almohadas de agua, aire látex o silicona).
3. Cuidado de la piel: Mantenga la piel limpia y seca y garantice una hidratación a través de la ingesta hídrica correcta y la aplicación de cremas hidratantes, evitando la ropa ajustada y las arrugas en la ropa de cama. Preste especial atención a las zonas húmedas del cuerpo: pliegue ínter glúteo, sacro, axilas e ingles.
4. Ejercicios físicos: Es muy importante que cualquier ejercicio físico se realice por indicación de un profesional de la salud.
Existen dos tipos de ejercicios:
• Ejercicios activos: son los que puede realizar la persona por sí misma. Como cuidadores, deberéis estimularle para que los realice.
• Ejercicios pasivos: son los que precisan de la ayuda del cuidador. Los ejercicios les ayudarán a mantener la movilidad y evitar la rigidez, y es necesario que los hagáis con suavidad, sin provocar dolor.